Investigación
«Trama mediador»: sobornos, burdeles y botellas de vodka
El sumario revela el modus operandi de los investigados para «seducir» a los empresarios que pagaban mordidas a los políticos y a un guardia civil
Visitas al Congreso de los Diputados y a la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid para impresionar a los empresarios que pagaban comisiones, comilonas, juergas nocturnas de 3.000 euros con visitas a burdeles incluidas, transferencias bancarias, pagos en efectivo, botellas de vodka... El sumario del «caso mediador» –la supuesta trama corrupta canaria tejida en torno al ex diputado socialista Juan Bernardo Fuentes y al exjefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Las Palmas (se jubiló en enero de 2021) Francisco Espinosa Navas –el único investigado en prisión provisional– deja al descubierto los pormenores del modus operandi de la presunta organización criminal, que se puso en marcha en septiembre de 2020 . Y, particularmente, cómo se ganaban la confianza de los empresarios que finalmente pagaban las mordidas para obtener un trato de favor en la adjudicación de convenios, la concesión de subvenciones o el archivo de procedimientos sancionadores.
Como la propia Unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil apunta en un extenso atestado incorporado a la investigación por delitos de organización criminal y cohecho, entre otros, que dirige la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife, contando con las «relaciones poderosas de un político y un general estaba todo organizado para obligar a los empresarios a cobrar comisiones». El político era Juan Bernardo Fuentes Curbelo y el general, Francisco Espinosa. El triunvirato lo contemplaba el sobrino del entonces diputado socialista, que le sucedió al frente de la Dirección General de Ganadería del Gobierno de Canarias, epicentro de la trama.
Y como encargado de «engrasar» esa correa de transmisión entre el exdiputado socialista en el Congreso y los empresarios, Marco Antonio Navarro Tacoronte, que fue quien destapó las irregularidades tras ser denunciado por estafa por el director de Deportes del Cabildo de Tenerife. Él era el encargado, según la Guardia Civil de mediar ante los empresarios interesados en extender su negocio a Canarias y los queseros y ganaderos insulares «pendientes de recibir subvenciones, inspecciones o sanciones». La trama contaba, incluso, con un asesor que se dedicaba a la falsificación de las facturas para que todas las piezas de engaño al fisco encajaran.
Desde su «significativa posición política» tenían capacidad suficiente para hacer creer a los empresarios «que sus aspiraciones se harían realidad, siembre y cuando asumieran una serie de pagos». Pagos que se plasmaban en periódicas transferencias o pagos en efectivo de 3.000 a 5.000 euros. Eso sí, para entrar en la rueda de la corrupción hacía falta un pago inicial a la Asociación Deportiva Vega de Tetir, que presidía el exdiputado socialista. Pero no solo eso. Las contraprestaciones de los empresarios incluían también, según pone de relieve la instrucción judicial, «múltiples pagos en restaurantes, establecimientos hoteleros, vuelos, tarjetas Correos prepago MasterCard» y otros «favores».
Con esa dinámica la supuesta trama consiguió por ejemplo que siete queserías y ganaderías efectuasen pagos «bajo la promesa de conseguir ciertas subvenciones o el archivo de sanciones y bajo la amenaza de quedarse sin ayudas si no entraban en el juego». Incluso, consta en el sumario «creaban problemas para luego solucionarlo» y el general logró enviar al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) cerca de los terrenos de algunos empresarios para amedrentarlos, según dijo Navarro.
En esa declaración Marco Antonio Navarro dijo que Fuentes Curbelo se reunía aproximadamente cada quince días en Madrid con un grupo de empresarios interesados en invertir en negocios en Canarias, a quienes les facilitaba el desembarco en las islas. Se trataba de impresionarles y ganarse su confianza, y «seducirles» con visitas al Congreso, donde conocían al diputado socialista, y a la Comandancia de la Guardia Civil, donde les presentaba al general Espinosa. Lugares «de acceso restringido» cuyo acceso les franqueaban ambos. El tour a los empresarios solía continuar con una comida y, a veces, con la entrega de regalos como «una caja de puros, una botella de vodka o quesos con denominación de origen de Canarias». Todo como parte del «engrasamiento hacia el funcionario», señala el Instituto Armado en sus informes.
Tras el almuerzo, «seguían el resto del día de fiesta», aseguró a la magistrada el «mediador», con un coste por noche de 3.000 a 3.500 euros, que habitualmente pagaban los empresarios. Así sucedió, contó, con la visita de uno de los empresarios investigados, Antonio Bautista, a quien se referían como «El Curita», interesado en extender su negocio de instalación de placas solares a granjas y ganaderias canarias, quien «pagó las cenas y los gastos de un club de alterne de Madrid, El Sombras», donde se habría hecho un pago de 2.000 euros a la trama. «Yo llevo pagándole putas a Juan Bernardo cada vez que viene a Madrid todos los días. Mil euros, mil euros», dice Navarro a Bautista en una conversación de Whatsapp que consta en las actuaciones.
Este empresario resultaría beneficiado de la adjudicación de varios concursos de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas, en el marco del Proyecto Sahel que dirigía el general de la Guardia Civil, coincidiendo con los contactos que mantuvieron.
Siempre según la versión del mediador de la trama, el general Espinosa le pidió a Bautista que le «justificara un viaje a Fuerteventura para ver a su amante», Adelaida, a la que se refería como «Chocho volador», firmándole un documento que acreditara que tenía que dar una conferencia, lo que finalmente hizo a través de su empresa, Cleanergetic. Todos los gastos del viaje de Espinosa –que en una cena llegó a pedirle que contratara a su amante como comercial por 3.000 euros– los pagó el empresario.
Marco Antonio Navarro aseguró igualmente que Espinosa prometió a Bautista «la instalación de placas solares en Mozambique y Cabo Verde por 35 millones de euros», una cantidad de la «se llevaría el general un 10% por gastos de representación». Pero como finalmente no contrató a su amante, el general se enfadó y rompió las relaciones con el empresario, explicó el «mediador». Según esa declaración judicial, en una ocasión un empresario envío por MRW «vodka al general a Madrid, con la intención de que mediase para introducir sus bebidas en Lopesan», la cadena hotelera canaria, y así ampliar su mercado a cambio de una comisión.
Para no ser pillados, los empresarios hablaban de «bolígrafos». «Tenemos cinco mil bolígrafos para el equipo de fútbol de la quesería Montesdeoca», informó Navarro al sobrino de Fuentes. Un matrimonio ganadero que quiso unir su granja con la lechería y la quesería y pagó la mordida pidió una factura a lo que el «mediador» contestó: «Pedirme una justificación del dinero... ¿Vais a corromper a gente y me estás pidiendo justificación?».
La operación, que llevaba más de un año secreta, cristalizó la pasada semana con la detención de doce personas. De todas ellas, solo el general Espinosa Navas duerme en prisión. La jueza sospecha que tiene una cuenta en Bélgica donde esconde el dinero de las davidas y ha enviado una orden europea de información. El guardia civil dio un número de cuenta a la trama que empezaba por BE6... una numeración que corresponde al país extranjero. Terminó arrepintiéndose y nunca se hicieron transferencias a dicho número. Ahora, Policía y Guardia Civil indagan en los bienes incautados en las entradas y registros, mientras Navarro da entrevistas en la radio canaria corroborando que el «caso Mediador» fue real.
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