Crimen

El obstáculo científico "insalvable" que deja el crimen de O Porriño impune: el cadáver se transformó en jabón

El misterio del portugués Carlos Alberto Videira, cuyo cadáver saponificado fue hallado en un pozo de O Cerquido en 2021, se cierra sin culpables al archivar el juzgado la causa por falta de pruebas contra los tres investigados

Ayuntamiento de O Porriño.
Ayuntamiento de O Porriño. Cedida

La ciencia no ha podido hablar. El avanzado estado de saponificación en el que fue hallado el cadáver de Carlos Alberto Videira se ha convertido en un obstáculo científico insalvable para los forenses. Este proceso químico, que transforma los tejidos en una sustancia similar al jabón por la falta de oxígeno y la humedad, impidió a los expertos determinar la causa o la fecha exacta de su muerte, dejando la investigación sin uno de sus pilares fundamentales.

De hecho, los esfuerzos de la Guardia Civil tampoco han logrado construir un relato incriminatorio sólido contra nadie. Las pesquisas, aunque exhaustivas, se toparon con un muro. Una de las pruebas clave, el análisis del posicionamiento de los teléfonos móviles, no ofreció resultados concluyentes que situaran a los sospechosos en el lugar de los hechos o participando en el traslado del cuerpo, diluyendo así una de las principales vías de investigación.

Ante este panorama, el Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño ha tomado la única decisión posible: decretar el archivo provisional de la investigación sobre su muerte. Sin pruebas materiales ni indicios contundentes que apunten a una autoría clara, la vía judicial se agota, al menos de momento, para un caso que ha conmocionado a la comarca pontevedresa de A Louriña.

Un sobreseimiento que deja el caso en un limbo judicial

Así pues, el misterio arranca en octubre de 2018, cuando a Carlos Alberto Videira, de nacionalidad portuguesa, se le perdió la pista en la zona. Su rastro se desvaneció sin dejar nota ni explicación, hasta el macabro hallazgo de su cuerpo en 2021 en un pozo de la parroquia de O Cerquido, tres años después de su desaparición.

Por consiguiente, la resolución judicial exime de cualquier cargo a las tres personas que estaban investigadas en relación con el fallecimiento. La falta de evidencias firmes ha impedido que la fiscalía pudiese formular una acusación formal contra ellas, cerrando un capítulo lleno de sospechas pero vacío de certezas.

Con todo, el sobreseimiento no es definitivo. La muerte de Videira queda cubierta por un profundo manto de incógnitas, pero la puerta a una futura reapertura del caso permanecerá abierta. La aparición de una nueva prueba o de una línea de investigación lo suficientemente sólida podría reactivar las diligencias y, quizá, arrojar por fin algo de luz sobre lo que le ocurrió a aquel hombre en tierras gallegas.