Sorpresa
A Anabel Pantoja se le deshincha el bombo ficticio
La colaboradora de «Sálvame» se sometió a un test de embarazo en directo
Hasta su novio, Omar, “El negro”, se tragó la mentira. Anabel Pantoja ya se veía embarazada de gemelos, en vivo y en directo. El test daba positivo y la pantojita chica, hecha un mar de dudas, hasta eligió el nombre de Rocío por si venía en camino una niña.
Falsa ilusión: el test estaba trucado para gastarle una pesada broma a la tertuliana, que nunca se vio en una situación como esta, embarazada por sorpresa. Sin buscarlo, pero queriéndolo, el sueño de ser madre se desvanecía tras someterse a un segundo test. Negativo. Fue mayor el alivio que el deseo de ser madre. No es el momento.
Anabel deja para dentro de unos años la maternidad, pero que no sean demasiados porque va camino de cumplir los 35.
Ni bombo ni bomba. La vida sigue igual. Anabel tiene otros frentes abiertos. Sobre todo, familiares. Residir en Canarias le aleja de su venerada tita Isabel, defenderla le enfrenta a su primo Kiko, en su propio programa cuestionan su labor como diseñadora de joyas y complementos...Pero, poderoso caballero es don dinero, que nubla voluntades y elige caminos equivocados. Y dejar la poltrona televisiva mermaría demasiado sus ingresos.
También se le acusa de no preocuparse por su padre, Bernardo, con serios problemas de movilidad. Hace tiempo, dicen, que no le visita. En tierras andaluzas opta por el camino de “Cantora” por encima del domicilio paterno. Los cariños son para la tonadillera, que considera a la tertuliana como una hija.
Ni Isa Pantoja ha conseguido desbancar en el corazón de su madre a su prima, quizá porque la segunda es más manejable que la primera. Chabelita es independiente, nunca se sometió a las órdenes desu tío Agustin, el Rasputín de la familia, la mano que mece la cuna desde las sombras. Anabel y el hermano de la cantante, que sepamos, no tenían desafueros. Nada que ver con el claro distanciamiento entre Isa y su tío, dos almas condenadas a no entenderse nunca.
Las redes sociales se ríen de una Anabel que pasó en minutos de ser una mujer embarazada a otra sencillamente con muchas curvas. La pandemia, unida a una complicada lesión, le pasó factura. Ley de vida.
Puede que la broma “embarazosa” le sirva a la protagonista de esta noticia a tomarse en serio ese régimen que promete hacer y no hace. Y su “negro” del alma aprenderá, igualmente, la lección de que no debe subir a las redes fotografías engañosas que dejan entrever lo que no existe.
Es que hasta la madre de Anabel ya se veía convertida en abuela. Eso sí, con el enfado consiguiente de creer que su hija le había ocultado su embarazo porque tenía entre manos una exclusiva y no quería levantar la liebre.
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