Opinión

Del tampax a la corona: la escalada social de Camilla

«Habemus polémica de altura. Así temen que acabará un debate inacabable que colea desde 2005»

Camilla Parker-Bowles y la Reina Isabel II
Camilla Parker-Bowles y la Reina Isabel IIDSDD/JRAB/ZOB/ZDFGTRES

La actualidad se protagoniza, concreta y realiza en Gloria Camila. Supera el hecho de que el futuro televisivo, argumentan, está en el aire. Es cosa que no me extraña nada, estaba amuermada, como adormilada o estancada. Quizá necesitaba este revulsivo, empujón o susto musical. Ojalá sea y no todo se resuelva con una «espantá» innecesaria, injustificada y provocada. De Gloria Camila se espera cualquier cosa menos una escapada, aunque los malpensados, que nunca faltan, imaginen algo así. Acaso rezan por ello, cabe esperarlo nada después de tantas expectactivas respaldadoras.

Lo mismo sucede en la Corona inglesa donde también Isabel II aprovechó el corte de pelo de Camilla para decir que le gustaría verla convertida en reina consorte. La oportunidad que igualmente aprovechaba, como si fuera un saldo, para publicar que la soberana desea que su hijo Carlos sea su sucesor y que su polémica esposa, la duquesa de Cornualles, se convierta en reina consorte. Habemus polémica de altura que dará juego. Así temen que acabará un debate inacabable que colea desde 2005. Ella lo anunció sin cortarse un pelo, quizá porque lo lleva corto, claramente reteñido y recogido, algo que permitirá olvidar los clasicorros y achaparradores sombreros de la longeva soberana británica. Se juegan su futuro con lo de que Isabel II –que en abril cumplirá 96 años, buena y despejada edad para decisiones fundamentales–, quiera que Camila sea reina consorte. Tiemblan una vez más los cimientos de Buckingham Palace. Solo queda que la conyugal ambición, que deberá ratificar el Príncipe Carlos, cierre la discusión que comenzó cuando la pareja se comprometió. Ah, qué tiempos cuando quería ser el tampax de su amada. Lo cierto es que las decisiones de Isabel II benefician a la Corona como institución. Más con los tiempos que corren. No juega a su favor el periplo judicial de Andrés de Inglaterra, ya despojado de todo honor, y cuando parecía que la popularidad de «The Crown» estaba por los suelos, los británicos han declarado -vía encuesta en tabloide- su amor por Camilla.