Nueva vida
La exprincesa Mako, marchante en Nueva York
Mako Komuro, como se la conoce tras su boda, vive en la ciudad de los rascacielos tras dejar la familia imperial japonesa
La que fuera conocida como princesa Mako de Japón, que ahora utiliza su nombre de casada Mako Komuro, vive una vida normal, alejada de los privilegios imperiales, desde que renunciara a sus derechos dinásticos al casarse con el plebeyo Kei Komuro. Según «The Cut» , la exprincesa ha sido contratada como marchante en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York , la icónica institución cuyo Instituto del Traje acoge la Met Gala anual, aunque no forma parte de la plantilla del museo. Según especifica esta publicación, trabaja como «voluntaria no remunerada» que ayuda a preparar una exposición sobre Ippen, un predicador budista del Japón medieval. Mako es graduada en arte por la International Christian University de Tokio y, tras completar un máster en la Universidad de Leicester, compaginó sus funciones como princesa con un trabajo de investigación en el Museo de la Universidad de Tokio, por lo que está cualificada para desempañar ese trabajo, el primero que desempeña en Nueva York.
Tras su enlace celebrado en Japón en noviembre pasado, Mako (30) y Kei (30) residen en Manhattan, donde él trabaja de asistente legal en un bufete y aún está a la espera de aprobar el examen de acceso a la abogacía para mejorar sus condiciones laborales. La pareja tuvo que posponer en varias ocasiones su matrimonio, después de que tanto la población japonesa, en general, como los medios de comunicación, en particular, se sintieran ofendidos tanto por los lazos familiares del abogado (su madre tiene una deuda que no ha sido pagada) como por su peinado (una cola de caballo). En el momento de sus nupcias, evitaron todos los ritos tradicionales de la boda, incluso rechazaron el pago de 152,5 millones de yenes que se otorga a las novias reales que abandonan la familia.
Según lo dictado por una ley establecida en 1947, las princesas de la Casa Imperial de Japón deben abandonar la familia real, y todos sus derechos, al casarse con un plebeyo. El cambio de ley significó que 11 ramas de la familia real japonesa recibieron repentinamente el estatus de plebeyos, con un total de 51 miembros, y ha habido ocho miembros de la línea real actual que han tenido que abandonar la familia debido al matrimonio. La ley también se modificó para prohibir que las mujeres heredaran el Trono del Crisantemo.
De hecho, esto ha suscitado un fuerte debate en el país, en los últimos años, después de que una reciente crisis de sucesión se evitara por poco gracias al nacimiento de un varón. En 2006, la princesa Kiko, la esposa del hijo menor del actual emperador, dio a luz a un hijo, el príncipe Hisahito, segundo en la línea de sucesión al trono después de su padre, el príncipe heredero Akishino. Fue el primer heredero varón nacido en la familia en 40 años. Incluso ahora, sin embargo, la dinastía descansa sobre sus hombros: solo tiene un sucesor, su tío abuelo de 86 años, el príncipe Hitachi. La última princesa imperial en dejar la familia fue la tía de Mako, la princesa Sayako, quien se casó con Kuroda Yoshiki en 2005.
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