¡Felicidades!

Estefanía de Mónaco, la eterna adolescente, cumple 59 años

Ajena al glamour del Principado, la llamada "princesa rebelde" vive volcada en sus hijos, el circo y algunas causas sociales

Estefanía de Mónaco
Estefanía de MónacoGtres

La adolescencia de la princesa Estefanía quedó congelada aquel 13 de septiembre de 1982, cuando el Land Rover en el que viajaba con su madre, la princesa Grace Kelly, cayó por un barranco de 35 metros de altura. La mítica exactriz de Hollywood y esposa de Rainiero de Mónaco perdió la vida a consecuencia de las heridas. Lo que realmente ocurrió en el interior del coche solo Estefanía lo sabe. Hoy cumple 59 años y aún no se ha librado de la sospecha de ser ella quien iba al volante, por más que haya dedicado el resto de su vida a desmentirlo y a intentar despojarse de la culpa.

Rainiero de Mónaco, el príncipe Alberto y Carolina durante el funeral de Grace Kelly.
Rainiero de Mónaco, el príncipe Alberto y Carolina durante el funeral de Grace Kelly.larazon

La joven iba a comenzar ese mismo año sus estudios en París y madre e hija disfrutaban de los últimos días de verano en la casa familiar real de Roc Agel, en las colinas, ultimando los preparativos. El vehículo iba tan ocupado que decidieron prescindir de su chófer. En aquella época, Estefanía estaba ennoviada con Paul Belmondo, hijo del actor francés Jean Paul Belmondo, algo que disgustaba a Grace y que podría haber provocado una fuerte discusión en aquel trayecto trágico. Estefanía necesitó dos décadas para enfrentarse a las preguntas de los periodistas y responder a las especulaciones. A partir de ese momento, a la rebeldía le sumó hermetismo, características que forjaron desde entonces su personalidad.

Una vida frenética

Se ha mostrado como una mujer profundamente apasionada y nada comedida en sus sentimientos. El circo, su gran pasión, le ha servido también de refugio emocional, tanto que pasó una temporada viviendo en una caravana, junto al domador de elefantes Franco Knie, un hombre casado que terminó volviendo con su mujer.

Estefanía de Mónaco y el príncipe Alberto
Estefanía de Mónaco y el príncipe Alberto Gtres

Al margen de estos detalles, heredó de su padre, fundador del Festival Internacional de Circo de Montecarlo en 1974, un firme compromiso y ahora tanto ella como su hija mayor, Pauline, son sus mejores representantes.

Estefanía de Mónaco y su look para el circo.
Estefanía de Mónaco y su look para el circo.Gtres

El amor no ha tratado especialmente bien a la pequeña de los Grimaldi. En sus romances fallidos, además del domador de elefantes, están Daniel Ducruet, padre de sus dos hijos mayores, Louis y Pauline: el guardaespaldas Jean-Raymond Gottilieb, padre de Pauline; o Adans Peres, además de otros amantes, como el piloto Stephan Johanson; el playboy Michael Fitousi; el fotógrafo François Darmigny; los actores Cristopher Lambert y Rob Lowe; o el playboy francés Mario Oliver. Sus elecciones siempre trajeron de cabeza a Rainiero y tampoco fueron del agrado de sus hermanos, Carolina y Alberto II, con quien, a pesar de todo,  mantiene una relación muy cercana. 

Carolina con la princesa Alexandra y Pierre Casiraghi. También Estefanía de Mónaco en el balcón de palacio.
Carolina con la princesa Alexandra y Pierre Casiraghi. También Estefanía de Mónaco en el balcón de palacio.larazon

A su biografía le falta el glamour de su hermana Carolina. Camina siempre un paso más atrás, casi siempre con resto serio, cabizbaja y aburrida, como encajada a la fuerza en un protocolo impuesto desde la cuna. Cumplidora, pero apática. A pesar de haber probado suerte como actriz, cantante, modelo, diseñadora, artista de circo… en ningún oficio ha terminado de encontrar estabilidad. Aquella niña que sacaba la lengua a los fotógrafos es hoy abuela y una mujer muy querida en el Principado. Viste informal, luce piercings y tatuajes y vive volcada en el circo, algunas causas sociales y sus hijos: "Soy una madre leona: no hay que tocarlos. Y no me han salido del todo mal, ¿no? Me las he arreglado bien. Son guapos y les he metido en la cabeza valores buenos… No guardo ningún rencor a sus padres y no me arrepiento de nada. ¿Cómo podría tener algo en contra de ellos cuando me han dado a mis hijos, que son mi vida y los regalos más hermosos que me han hecho?"