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Kate Middleton y el príncipe William derrochan complicidad en su reaparición tras las acusaciones de infidelidad
Desde la Corona británica no se ha emitido ningún comunicado al respecto, y parece que su estrategia mediática es hacer como si nada hasta que la tormenta pase
La semana pasada se tambalearon los cimientos del Palacio de Buckingham después de que se hiciese público el supuesto affaire del príncipe William con una amiga de Kate Middleton, con la que habría tenido una cita de lo más romántica el Día de San Valentín. Pocas horas después de darse a conocer la controvertida información, los príncipes de Gales se dejaron ver de lo más cómplices en la pasada gala de los BAFTA, donde la futura reina consorte dio un cariñoso azote en el trasero a su marido, disipando así los rumores de crisis entre ellos.
Ahora, han vuelto a hacer gala de esa buena sintonía en su reciente reparación. El príncipe William y Kate Middleton se han subido a una bicicleta estática con motivo de la víspera del Día de San David, el santo patrón de Gales, que se celebra el 1 de marzo. Mientras pedalean, los príncipes han intercambiado sonrisas y miradas cómplices, transmitiendo así una imagen de unidad que fulmina las habladurías sobre el supuesto desliz del heredero.
Llama poderosamente la atención que, pocos días después de publicarse la noticia, todos los tabloides que se hicieron eco han fulminado la información de sus portales. Como si nunca hubiera visto la luz. Las teorías de la conspiración no son pocas, pero una de las hipótesis que se baraja es que Palacio podría haber apelado a la llamada Super-Injunction, una eficaz herramienta legal a la que recurren las personas y las corporaciones más poderosas cuando quieren silenciar a los medios. La «injuction» son órdenes judiciales que impiden hacer públicas ciertas informaciones que atenten a la privacidad del individuo. Pero la «Super-Injuction» va más allá. Se trata de una orden de mordaza tan restrictiva que prohíbe mencionarse a sí misma.
Es decir, los propios medios no pueden revelar que se ha emitido tal mandato judicial, a fin de que el público no llegue a pensar que la persona o institución tiene algo que ocultar. En definitiva, no pueden hablar absolutamente nada al respecto, ni negar o afirmar que han recibido la orden de no hablar sobre el asunto.
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