Cáncer
Kate Middleton y el silencio que preocupa: su repentina ausencia en Ascot reaviva las alarmas sobre su salud
La princesa de Gales canceló su aparición en el último momento, desatando inquietud sobre su recuperación del cáncer. Una nueva grieta en la ya cuestionada comunicación de los Windsor
En el corazón de la temporada social británica, entre galopes, tocados imposibles y sonrisas perfectamente ensayadas, se coló un silencio atronador. Kate Middleton, princesa de Gales, iba a ser una de las grandes protagonistas de las carreras de Ascot junto a su marido, el príncipe William. Sin embargo, su nombre desapareció del programa a última hora y, con él, su figura del desfile de carrozas. La cancelación, apenas media hora antes del comienzo del evento, ha encendido todas las alarmas sobre su verdadero estado de salud.
Ascot no es solo una cita ecuestre; es un escaparate institucional, una pasarela de poder blando y tradición monárquica. Por eso sorprendió aún más que, sin explicación oficial detallada, la presencia de Kate se evaporara del protocolo. El heredero al trono acabó ocupando el lugar central junto a los reyes Carlos III y Camilla, mientras que Carole Middleton, madre de la princesa y siempre prudente, acudía con una sonrisa que no logró apaciguar la inquietud del público y la prensa.
Retomar sus obligaciones
Fuentes cercanas a Buckingham han confirmado a que la princesa estaría "decepcionada" por no haber podido asistir. Su intención inicial era participar, como estaba previsto, pero una decisión de último minuto, supuestamente por motivos de salud, alteró la agenda. Tras seis meses de tratamiento contra el cáncer, y su reaparición pública en el Trooping the Colour de este mismo mes, todo parecía indicar que Kate iniciaba una nueva etapa de reintegración institucional. Pero este giro inesperado obliga a replantearse si realmente está en condiciones de retomar sus obligaciones con normalidad.
No es solo la salud física lo que preocupa, sino también la gestión comunicativa del asunto. Desde el inicio de su convalecencia, la casa de Gales ha sido objeto de duras críticas por la falta de transparencia: una fotografía alterada con Photoshop, explicaciones imprecisas, y la negativa a revelar el tipo exacto de cáncer. Todo ello erosionó la confianza pública, pese al gran acierto que supuso su vídeo confesando el diagnóstico con serenidad y emoción contenida.
El contraste con la comunicación del rey Carlos III, también enfermo de cáncer, es notable. Si bien tampoco se han dado detalles clínicos, su presencia constante en actos oficiales transmite una sensación de estabilidad que en el caso de Kate se ha resquebrajado. La improvisación de última hora en Ascot obligó a reorganizar el desfile de carruajes, dejando en evidencia lo delicado del equilibrio interno de la familia real.
Pese a que desde Palacio insisten en que no hay razones para una preocupación grave, los hechos cuentan otra historia. Kate Middleton, una de las figuras más queridas y valoradas de la monarquía, vuelve a convertirse -por su ausencia- en el centro de todas las miradas.