Cumpleaños

El legado eterno de Diana de Gales

El príncipe William rinde homenaje a su madre en el que habría sido su 64º cumpleaños, con una causa que ella inspiró, mientras resurgen recuerdos dolorosos

Tributos en memoria de la princesa Diana de Gales a las puertas del Palacio de Kensington en Londres
Tributos en memoria de la princesa Diana de Gales a las puertas del Palacio de Kensington en Londreslarazon

Este martes, 1 de julio, habría sido el 64º cumpleaños de Diana, princesa de Gales. Han pasado 27 años desde que su vida se extinguió trágicamente en una noche de agosto de 1997 en el túnel del Alma en París, junto a su pareja Dodi Al Fayed y el conductor Henri Paul. Desde entonces, el interés por su figura no ha menguado; por el contrario, ha crecido hasta rozar la obsesión. Su historia, a medio camino entre cuento de hadas y tragedia griega, continúa generando titulares, documentales y controversias.

En este nuevo aniversario, su primogénito, el príncipe William ha optado por una conmemoración silenciosa pero profundamente significativa. A miles de kilómetros del «glamour» de los estudios o la retórica vacía de los homenajes institucionales, el heredero al trono británico viajó a Sheffield, en el norte de Inglaterra, para celebrar el segundo aniversario de «Homewards», su proyecto personal para erradicar la falta de vivienda. «Rara, breve e irrepetible» es el lema de esta campaña, que encarna la compasión y el compromiso social que definieron la labor humanitaria de su madre.

Polémico documental

La elección no fue casual. William lleva años invocando el espíritu de Diana desde la acción, no desde las palabras. Y es que no siempre ha podido controlar la narrativa pública sobre ella. Uno de los episodios más duros que enfrentó fue en 2007, cuando Canal 4 anunció un polémico documental con imágenes inéditas y explícitas del accidente que acabó con la vida de la princesa. Entre las escenas, una fotografía mostraba a Diana aún dentro del coche, con el rostro difuminado, agonizando en sus últimos momentos.

Diana de Gales, Lady Di, con sus hijos los príncipes Harry y William
Diana de Gales, Lady Di, con sus hijos los príncipes Harry y WilliamJohn Swannell Camera Press

El entonces joven William, de 25 años, intentó desesperadamente evitar la difusión del material. Según reveló la autora real Tina Brown en «The Palace Papers», el príncipe pidió a su secretario privado Jamie Lowther-Pinkerton que hiciera todo lo posible para detener la emisión. Aunque se enviaron cartas formales al canal, advirtiendo del profundo daño emocional que causarían a los príncipes –y de la invasión a la dignidad de su madre–, los esfuerzos fueron en vano. Canal 4 alegó que existía un «interés público legítimo» en la transmisión. El director, Julian Bellamy, insistió en que el documental no pretendía ser irrespetuoso, y aunque la cadena cedió en parte –omitió las imágenes más explícitas y programó un debate sobre la ética del contenido–, el dolor ya estaba hecho. Ofcom recibió más de 60 quejas, aunque finalmente avaló la emisión.

El episodio dejó en evidencia no solo la insensibilidad mediática, sino también el abismo entre el deber público y el duelo privado. William, que junto a su hermano Harry organizó aquel año un emotivo concierto en Wembley en memoria de su madre, intentaba proteger algo más que una imagen: defendía la humanidad de una mujer que, incluso en su muerte, seguía siendo perseguida.

Uno de los testigos directos de aquella noche fue Frédéric Mailliez, el médico francés que intentó salvar a Diana. En 2022, recordó a la prensa cómo encontró el coche destrozado, con dos pasajeros muertos y dos gravemente heridos. Una de ellas, inconsciente y con dificultad para respirar, era una mujer «muy hermosa» que no reconoció en el momento. Solo más tarde supo que había estado sosteniendo la vida de la princesa más famosa del mundo.

La dignidad que William buscaba preservar en ese entonces es la misma que intenta proyectar hoy. Al honrar el legado de su madre con acciones concretas, el príncipe envía un mensaje claro: la verdadera memoria no se mide en exposiciones públicas, sino en las vidas que se transforman a través del ejemplo.

En este 1 de julio, más que una fecha en el calendario, se reafirma que la historia de Diana no es solo la de una muerte prematura, sino también la de un legado vivo que, a través de su hijo mayor, sigue latiendo en los rincones más olvidados del Reino Unido.