El mar, la competición y la camaradería. Era el plan perfecto pero sin embargo tendrá que aplazarse. A sus 87 años, el Rey Juan Carlos I mantiene intacta su pasión por la vela y, especialmente, las regatas que se celebran en Sanxenxo, el refugio donde aún se siente dueño de su destino. Estaba previsto que el Monarca aterrizara en Vigo en los próximos días y que, como en cada una de sus visitas desde Abu Dabi, fuera recibido por su fiel amigo y anfitrión, Pedro Campos.

Sin embargo, tendrá que aplazarse ya que según confirman fuentes de toda solvencia a LA RAZÓN, el padre de Felipe VI se encuentra estos días en Ginebra, sometiéndose a una de sus revisiones médicas periódicas. Se esperaba que Juan Carlos I compitiera en la Liga Española de 6 Metros, que arranca el mismo día 14 de marzo con dos pruebas clave. No solo marcará el inicio de la temporada 2025, sino que también recuperará la séptima serie de 2024, aplazada el pasado noviembre en solidaridad con las víctimas de la DANA.

Sanxenxo ya se ha convertido en el epicentro de sus visitas a España, siempre con las velas desplegadas como excusa perfecta. Su última aparición fue en octubre del pasado año, cuando acudió a las regatas y recogió con orgullo el título de campeón de Europa del Trofeo Xacobeo. Aquella vez, la Infanta Elena viajó hasta Galicia para compartir con su padre unos días de reencuentro, dejando imágenes de complicidad que recordaban tiempos pasados.

El Monarca, que en enero celebró su 87º cumpleaños rodeado de buena parte de su familia en Abu Dabi, sigue manteniendo un férreo hermetismo sobre su día a día en Emiratos. Sus nietos, convertidos en inesperados portavoces, apenas dejan entrever detalles de su vida lejos de España. "Estamos contentos, lo pasamos bien", se limitó a decir Pablo Urdangarin cuando la prensa le preguntó por la celebración de su abuelo.

Ahora, todas las miradas vuelven a estar puestas en él y a la espera de su visita a España para navegar en aguas familiares, rodeado de su tripulación de confianza y demostrando que, aunque el tiempo y las circunstancias le hayan alejado de su país, hay pasiones que ni el exilio ni los años consiguen apagar.