Alta sociedad

Así es el ‘pijus ibéricus’ de hoy en día

Tamara Falcó o María Pombo inspira a toda una generación que ha actualizado la estética de la ‘high class’ española

Tamara Falcó y su color de uñas favorito.
Tamara Falcó y su color de uñas favorito.@tamara_falcó

Hubo unos años en los que la alta sociedad española disfrutaba de sus vacaciones cenando en Flanigan esperando ver si acudía la Familia Real. Eran los tiempos del verano en el Fortuna, las corridas de toros televisadas y las giras estivales de Julio Iglesias, donde el quién es quien de la sociedad española se reconocía. Pero eso ha cambiado.

Ahora, los restaurantes más frecuentados son Beso, en Formentera, Tatel o cualquiera que lleve la firma de los Nicolás, Calleja, Saiz o Torremocha, en el caso de los grupos Larrumba y Lalala. Estos espacios sirven como lugar de encuentro festivo y gastronómico para los jóvenes cachorros de las universidades más prestigiosas de nuestro país. Las corridas de toros, en muchos casos, han dado paso a otras aficiones como el surf o los festivales de música que cada año brotan como champiñones en España y a Julio Iglesias se le ha sustituido por gente como Omar Montes, en un curioso idilio entre el pijerío patrio y las zonas más marginales de Madrid. La Familia Real ya ha dejado el Fortuna y la única que nos da alguna alegría es Victoria Federica, aunque con la carrera que lleva la hija de la Infanta Elena, que no se pierde ni una fiesta este verano, está a un paso de convertirse en la versión royal del ‘Mocito Feliz’. ¿Coincidió con el mismo vestido que Gunilla von Bismark en la gala Starlite? Lo raro es que, al ritmo que lleva, esto no le hubiera pasado antes.

Se ha configurado por tanto una nueva especie urbana que tiene en rostros como María Pombo y Pablo Castellanos, María Fernández Rubíes y Marta Carriedo, por poner solo unos pocos ejemplos, a sus gurús a la hora de vestirse, comer o comportarse. Ellos son la parte más visible de un ecosistema particular que puebla nuestras ciudades y que poco tiene que ver muchas veces con el habitat que tuvieron sus padres. El documental ‘La marquesa’ de Netflix viene a dar una idea, en parte, de cómo es ese mundo al que solo unos pocos son invitados y por el que muchos suspirarían (este último lo podemos ver mejor en ‘First Class’). Hablamos de la marquesa Tamara Falcó, claro.

Todo empezó a cambiar con la aparición de firmas como Scalpers o Silbon, que ofrecieron a los jóvenes una manera de vestirse más acorde a su posición social, pero sin el estilo clásico de sus padres. Se renovó el lenguaje y así comenzamos a ver camisas de lino arrugadas y poleras en vivos colores que han terminado desabrochadas hasta el ombligo en una obsesión por mostrar cada vez más los cuerpos esculturales (aquellos que los tengan). A esto hay que sumar las mil y un pulseras o incluso tobilleras, que han comenzado a poblar las extremidades de los niños bien de hoy en día.

¿Visten todos iguales?

Bien, decía George Simmel en su ‘Filosofía de la moda’(publicado en 1905) que nos vestimos como imitación de los demás para sentirnos pertenecientes a un grupo, pero que a la vez buscamos la propia diferenciación en ese grupo. Así que no podemos apuntar con un dedo acusador al ‘pijus ibericus’ de vestir todos iguales, porque eso lo encontramos en todos los niveles, todas las edades y todos los momentos.

María Pombo y su marido a la llegada a la boda de Teresa Andrés.
María Pombo y su marido a la llegada a la boda de Teresa Andrés.J.M. FERNANDEZGTRES

El sector femenino, por supuesto, no se queda atrás. El mercado ha sabido dar con una serie de marcas, diseñadores e iconos a las que todas quieren imitar que han creado una imagen muy definida de la alta sociedad actual. Inés Domecq se erige aquí como la gran referencia, tanto por su estilo personal como por su marca, que ha conquistado el armario de varias duquesas y todavía más de acaudalados apellidos que se vuelven locas con las hombreras que plantea una de las mujeres más elegantes de este país. Pero ella no es la única encargada de vestir a las invitadas de bodas más elegantes de España (y es que, ahora todo se mide por cómo va una vestida a una boda). Inés Alcalde o Bimani (la firma de Laura Corsini) también están en el ranking de las más buscadas. Y qué les voy a contar de los sombreros y tocados: el ‘must’ de toda boda que se precie.

La joyería, por su parte, vive un momento de horas bajas gracias a la llegada de Casilda Finat. Íntima de Tamara Falcó, la vizcondesa de Rías ha sabido tocar la tecla del éxito con su marca de bisutería y ahora las niñas bien llevan mil pendientes en las orejas con todo tipo de formas. La fantasía se ha impuestos en manos cuajadas de anillos donde vemos ojos, sapos o hasta chiles. Finat y Falcó, además, encarnan un perfil con las idas muy claras y que no tiene miedo a reconocer su fe. De hecho, las creencias religiosas también cotizan en alza en este la clase acomodada española donde, si bien la tolerancia con, por ejemplo, el colectivo LGTBIQ+ es muy elevada, Dios también está muy presente: ya lo dice Rosalía «segundo es chingarte, lo primero es Dios».

Y si hablamos de creencias, no podemos olvidar tampoco las políticas. Vox se ha hecho un hueco, pero el PP sigue siendo el favorito. Tuvo sus horas bajas de la mano de Ciudadanos, pero ahora la canción que hizo popular a Carolina Durante debería cambiar la letra. Ya saben, en 2022 «todos mis amigos se llaman Cayetano, votan al PP, han dejado Ciudadanos».