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Ana de Armas, la tentación vive arriba

La actriz hispanocubana está nominada al Óscar por su papel en la película «Blondie», en la que encarna a Marilyn Monroe. Buceamos en su vida en Madrid

Ana de Armas
Ana de ArmasTheImageDirect.comGTRES

El revuelo que ha causado la nominación a los Premios Óscar de este año de la actriz hispano-cubanaAna de Armas es tan grande, como lo es su interpretación del personaje icónico de Marilyn Monroe.

Y sí, he visto la película «Blonde» para poder juzgar bien. Había oído algunas críticas negativas sobre la película de Netflix, sobre todo para su director, Andrew Dominik, que aseguraba estar «encantado con haber indignado a tanta gente», pero es que el ego de los directores de cine suele ser así. Dicho lo cual, la película me ha gustado, aunque es muy larga, 2 horas y cuarenta minutos, que sorprendentemente solo se me hicieron largos al final.

La película está muy bien ejecutada, y la interpretación de Ana es magistral, no la ves a ella en ningún momento, ves la transformación de Norma Jean a Marilyn, tal cual era. Se pueden distinguir perfectamente los momentos en los que sufre angustia y está mal, con los pocos en los que fue realmente feliz. Ya no solo son los gestos, es la forma de andar, y la forma de hablar. Aunque hubo muchas críticas en Twitter sobre su acento americano, que tildaron de demasiado fuerte, los propios herederos de Marilyn, la firma Authentic Brands Group, tenedora de los derechos de imagen de la actriz, ha roto una lanza en favor de Ana de Armas, ya que les ha parecido la mejor elección para capturar «el glamour, la humanidad y sobre todo la vulnerabilidad de Marilyn». Ha sorprendido tanto su interpretación, que hasta la actriz Jamie Lee Curtis, hija del grandísimo Tony Curtis, que trabajó codo con codo con la auténtica «blonde», ha afirmado «Me caí muerta. No podía creerlo. Ana se había ido y era Marilyn».

Ana de Armas
Ana de Armaseuropa press

Menos mal que en esa época no había redes sociales, porque un espíritu tan delicado como era Marilyn lo habría pasado francamente mal. Y de eso también sabe lo suyo Ana de Armas, que tuvo que aguantar paparazzis, críticas y escrutinio público por su relación con el ahora flamante marido de la todopoderosa Jennifer López, el también actor Ben Affleck. Tuvieron un romance durante el primer año de pandemia, aunque se habían conocido un año antes mientras rodaban juntos la película «Deep water». Se comenta que rompieron porque ella no quería quedarse en Los Angeles, y él sí, por sus hijos nacidos de la relación con otra Jennifer, la actriz Jennifer Garner.

Lolita, madre postiza

Y recordemos que Ana, de 34 años, también estuvo casada, con un actor español, Marc Clotet, hijo del prestigioso doctor Bonaventura Clotet. La boda fue en el verano de 2011, cuando ella era un rostro de lo más conocido en nuestro país gracias a la serie «El internado», que había terminado de emitirse justo el año anterior. Una serie que me tuvo enganchada como a la mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes de mi generación. La actriz moría en un capítulo, y la nueva cara que entró en la serie fue Blanca Suárez, a la que tampoco le ha ido nada mal y puede presumir de ser chica Almodóvar. El director manchego, cuando ha sido preguntado por la nominación de Ana ha elogiado su brillante interpretación de la diva rubia, aunque también ha reconocido que compite con dos pesos pesados del cine, uno de ellos la siempre infalible y elegante actriz australiana Cate Blanchett.

En esa serie, coincidió con varios actores que se han ido haciendo un nombre en nuestro país, como los guapísimos Jon González o Martiño Rivas, y sobre todo con una de sus amigas del alma, Elena Furiase, la hija de Lolita. Cuando Ana llegó a España desde su Cuba natal siendo una adolescente, recién cumplida la mayoría de edad, lo llegó a pasar muy mal y se sentía muy sola. Y como es de bien nacidas ser agradecida, Ana siempre ha reconocido en muchas entrevistas que se siente en deuda con Elena y su familia que la acogieron como a una más. Además, le enseñaron cómo lidiar con la fama, ya que Elena estaba acostumbrada a ella desde la cuna, y siempre le cogía la mano cuando llegaban los paparazzis para que se sintiera apoyada. Lolita ejerció con ella de madre postiza, y como contaba la propia Ana en una entrevista «si había tenido un mal día, nos tirábamos las tres en la cama y me hacían reír. Fueron muy buenas conmigo».

Cuando se fue a cumplir el sueño americano también se sintió sola, pero el espaldarazo de su nominación como Mejor Actriz de comedia en los Globos de Oro de 2020 por la película «Puñales por la espalda» le hicieron ver que estaba en el buen camino y que sus sacrificios para llegar hasta ahí le habían valido la pena.

Ha sido portada de la revista Vanity Fair en Estados Unidos, para una cubana es casi como tocar el cielo, aunque ella sostiene como Marilyn que «es bueno tener caviar, pero no cuando lo tienes en cada comida».

Su infancia en Cuba fue todo lo normal que puede ser una infancia en ese país que sus dirigentes denominan como «democracia popular», pero que ya sabemos todos que es sinónimo de otras cosas. Ella nació en una familia de actores, con los que sigue manteniendo un fuerte vínculo y que están muy orgullosos de ella. Sus padres nunca han podido asistir a ninguno de sus estrenos. Cuando va allí,como muchos turistas, llena sus maletas de ropa, medicamentos o suministros, y siempre vuelven vacías.Tiene la nacionalidad española porque sus abuelos maternos lo eran, concretamente de un pueblo de Palencia su abuelo, y de uno de León su abuela.

Así que, tanto en Cuba como en España cruzaremos los dedos para oír su nombre cuando digan «and the Oscar goes to…»