Entrevista

Bárbara Rey: «He ayudado a muchas mujeres que estaban oprimidas»

Popular y polémica, repasamos los distintos episodios de su vida profesional y personal de una mujer que sabe que su físico molestaba.

Bárbara Rey afirma que presentó a Concha y a Paco Marsó
Bárbara Rey afirma que presentó a Concha y a Paco Marsólarazon

Fue un relámpago de belleza, una explosión rubia en la España ilusionante e ingenua de la Transición. Su durísimo matrimonio con el domador Ángel Cristo y su relación no tan secreta con el rey Juan Carlos han marcado su vida y han ensombrecido su trayectoria artística. «Una vida bárbara» es el título de su documental. Puede parecer un tópico, pero es que lo ha sido: bárbara, tremenda, brutal. Si mira atrás, ¿el drama ha dominado a la comedia? Totalmente. Lo que pasa es que soy una persona hiperpositiva y tengo un gran sentido del humor, y eso me ha hecho superarlo todo. He tenido mucho éxito y he conseguido trabajar en lo que me gusta, poca gente lo logra. Al margen de que mi vida haya sido dura, con muchos problemas y dificultades, ha habido cosas buenas.

Su belleza se lo dio todo, pero también le ha hecho sufrir intensamente.

Mi físico ha molestado. He hecho papeles superdivertidos y la gente se ha tirado por el suelo, aunque ha habido cómicos que no han querido trabajar conmigo. Eso no forma parte de la «mano negra», es que ellos no querían que una actriz con una gran vis cómica les hiciera sombra. En «La casa de los líos», Arturo Fernández se inventaba el texto, los diálogos, y yo le contestaba. Otras actrices se callaban, esperaban a que él terminara para decirle lo que estaba escrito en el texto, yo no. Hice tres capítulos y a la calle (ríe). En ese sentido, el físico me ha perjudicado. Y he gustado mucho a los hombres, pero el hombre de hoy no es el de hace 40 años. Los hombres de entonces no querían salir con una mujer que hubiera enseñado el pecho o que fuera muy llamativa, les gustaban más discretas. Pero sí salir conmigo para presumir. Y luego se han buscado a unas mujeres a las que les han puesto unos cuernos que no te quiero ni contar.

Lo que es una «barbaridad» es la cantidad de películas y programas de televisión que ha hecho. Parece que nadie se acuerda de lo mucho que ha trabajado.

Han influido otra serie de cosas. Las amistades peligrosas. Con los medios de comunicación se puede conseguir lo que uno quiera. Hacer de una persona una estrella sin haber dado palo al agua en toda su vida, o hundir a una persona honrada, decente, que lo único que ha hecho ha sido trabajar, viajar con el circo de un pueblo a otro con dos niños, con calor o con frío, y con un hombre que te maltrata. Y los medios, sabiéndolo, jamás han hecho un comentario favorable hacia mí porque siempre ha habido una mano ahí, el quererme desprestigiar. Cuando se rumoreó que yo podía tener algo con este señor, era una cosa tremenda. Ya no me llamaban actriz ni vedete, sino corista. Lo decían en un tono tan despectivo que parecía que estaba alternando en todas las barras de prostitución del país.

Fue pionera del cine lésbico en España. ¿Le enorgullece?

Totalmente. Porque sé que he ayudado a un montón de mujeres que estaban oprimidas y no se atrevían a decir lo que sentían. Pero parece que «Me siento extraña» (1977) la hice yo sola, no con Rocío Dúrcal. Al final, voy a pensar que esa escena de amor la tuve con la almohada.

¿Paquirri le dio la estocada o se la dio usted a él?

Él seguía muy enamorado de Carmina Ordóñez. Y esto lo sé porque lo hablamos. Si Carmina hubiera dado marcha atrás, habrían vuelto.

¿Alain Delon era tan guapo por dentro como por fuera?

Por fuera era más guapo aún que en las fotos, y por dentro era un hombre superguay, sí. Nuestra relación duró dos años. Fue importante, aunque nunca estuve enamorada.

Puso un circo y el enano se volvió un gigante tiránico. ¿Ha sido la mayor tragedia de su vida?

Lo pasé muy mal. Empecé a tener problemas con mi marido nada más casarme. Surgieron los celos, empezó a beber más. Le quería muchísimo, cuando estaba bien era encantador, muy tierno, muy dulce, hipergeneroso, pero eso era muy fugaz. Enseguida, por cualquier cosa, se ponía hecho una fiera. Siempre he pensado que pudimos haber sido uno de los matrimonios más felices del mundo, por cómo nos queríamos. No me supo querer, pero me quería mucho. Si Ángel no hubiera tenido esa enfermedad, consumo de muchas cosas, habríamos estado juntos toda la vida.

¿Qué es lo más regio que le ha pasado en la vida?

Mis hijos. Y si mis hijos son como son es porque son de él (Ángel Cristo) y míos.

¿Sigue valiendo más por lo que calla o ya lo ha contado todo?

Ha habido otras cosas que son duras y hacen daños a terceros, y no me gustaría tenerlas que sacar nunca a la luz. He sido muy cuidadosa con terceros. Porque no hay que olvidar que cuando dos personas tienen una relación de muchos años, y hay sexo y de todo, pues tú imagínate todo lo que se habla.