Belleza
De Belén Rueda a María Patiño: aciertos y errores en sus retoques estéticos
Rey indiscutible de los retoques estéticos y las fórmulas cosméticas, el ácido hialurónico se ha convertido en el principio activo más top. Pero sus bondades tienen límite y los excesos se pagan si no está bien pinchado
No hay duda, el ácido hialurónico retoca muchos rostros anónimos y casi todos los de los famosos que dependen de su belleza, ya sea en el cine y la TV, los medios de comunicación, las redes sociales o los reality shows. Las y los celebrities (porque ellos también se pinchan) que viven de cara a su público recurren a las infiltraciones de un principio activo que sirve para casi todo en aquello de preservar la juventud o corregir los defectillos que la genética les ha donado.
Resalta y corrige labios asimétricos o envejecidos; rellena arrugas y difumina arruguitas, proyecta y aumenta pómulos y mentones; ilumina e hidrata la piel; difumina ojeras; compensa defectos de las facciones como la nariz, … “Esta increíble molécula, presente de manera natural en el organismo, es capaz de aumentar hasta mil veces su peso por su capacidad para retener agua", afirma el cirujano maxilofacial especializado en estética facial Francisco Pérez-Flecha. Su efecto esponja mantiene hidratada la piel, las mucosas, las articulaciones y cartílagos. “En medicina estética, usamos esa capacidad de retener agua e hidratar para proporcionarle a la piel una consistencia más firme (si se infiltra en su modalidad de bajo peso molecular o no reticulado) o para conseguir un efecto volumen que nos ayude a reposicionar facciones aplanadas por el paso del tiempo, rellenar arrugas o corregir defectos (cuando se infiltra en su modalidad más reticulada y densa)”, aclara el experto.
“¿Qué se ha hecho fulanita, que tiene la cara deformada?”, suele ser una pregunta muy habitual en los mentideros sociales cuando vemos una imagen inesperada de un rostro conocido deformado por unos labios abismales, unos pómulos del calibre de una pelota de golf, un mentón casi equino o todo a la vez. Respuesta: normalmente está mal pinchado, tanto por exceso de relleno, como por la técnica utilizada y por equivocar las funciones rejuvenecedoras del ácido hialurónico. El experto tiene muy claras las bondades de este comodín de la medicina estética, pero también los errores que más se comenten cuando la aguja abusa de él. “Cuando se quiere modificar un poco la forma de la nariz o el mentón, corregir una asimetría labial o rellenar un surco nasogeniano, el ácido hialurónico es la estrella, siempre que se busquen unos resultados naturales y armoniosos y se pinche en la densidad, el lugar y a la profundidad adecuada. El problema, continúa, aparece cuando se quiere paliar la flacidez y se pretende recolocar facciones perdidas (como por ejemplo los pómulos o el óvalo facial), a base de rellenar y rellenar con más volumen”. O lo que es lo mismo, por mucho relleno y volumen que se infiltre, sino se trata la flacidez en sí, provocada por la pérdida de las fibras de colágeno y elastina, la piel no “aguanta” el peso y el resultado a medio plazo cumplirá aquello de “es peor el remedio que las huellas del tiempo, porque se pronunciarán aún más".
El ácido hialurónico es un gran aliado para preservar la lozanía de las pieles treintañeras, para corregir pequeños defectos y asimetrías en cualquier momento, pero no es la panacea de los retoques estéticos. Es más, hay juventud y vida más allá de este omnipresente principio activo. De ahí que los buenos especialistas le hagan jugar en equipo a la hora de reposicionar, rellenar, tensar, redensificar y rejuvenecer el rostro sin estridencias ni deformidades. ¿Cómo? Utilizando otros jugadores tan reabsorbibles y biocompatibles como el bótox, para retardar (que no congelar) las arrugas de expresión (patas de gallo o arrugas de la frente) o abrir la mirada al elevar las cejas; los hilos tensores de PDO (hechos de polidioxanona) en todas sus versiones para traccionar, anclar y tensar los tejidos; inductores de colágeno para formar nuevas fibras que generen una malla de soporte para los tejidos; o la hidroxiapatita cálcica, que tiene además de una función repulpante allí donde se aplica, contribuye a la producción de colágeno de forma natural.
Sin duda, la clave que dirige todo este tinglado de mantener la juventud, con retoques de por medio, es la constancia en el cuidado de la piel y el uso racional y lógico de la medicina estética. Como alega el especialista, “hay que eludir la impaciencia, ese “quiero resultados ya” (muchas veces provocados por las redes sociales y sus filtros irreales) y practicar el efecto boost, aquello de prevenir y mantener la piel y los tejidos en la mejor forma posible, con ayuda de una buena rutina cosmética y protocolos en cabina y en la clínica personalizados”. ¿Más? Sí, fundamental ponerse en manos de un buen especialista, que además de saber pinchar, sepa de anatomía facial, capaz de detectar cuándo hay que aplicar retoques estéticos y cuando es necesario subir un peldaño más y acudir a un cirujano estético facial.
Buenos ejemplos
Penélope Cruz (48)
Muy buena evolución. Sobre todo, porque se ha hecho los tratamientos justos, en el momento justo. Sin excesos llamativos y ha seguido una buena rutina de cuidados cosméticos de la piel. Nada de excesos.
- Toxina de forma continuada hacen que hoy en día no haya casi arrugas en la zona de las patas de gallo ni frente.
- Rinoplastia
- Aumento de pómulos, pero buscando más un efecto tensor y elevador de la cara que el volumen en sí.
- Otoplastia para corregir las orejas de soplillo.
- Pero sobre todo un tratamiento constante de la piel, con probablemente formadores de colágeno que hacen que tenga una piel tersa, firme en la que son muy poco evidentes los signos de flacidez en la mandíbula. Podría atreverme con algún hilo tensor bien colocado.
Belén Rueda (58)
Ha habido un cambio sustancial en los últimos años. Me da la sensación de que, si bien se ha ido cuidando toda su vida, en los últimos tiempos ha pegado un acelerón y el cambio es más evidente.
- Sin duda, bótox.
- Muy probablemente hilos tensores y relleno de pómulos.
- Sin duda tratamientos constantes de formadores de colágeno para combatir la flacidez y piel fina. Pero prima la naturalidad en todos ellos.
Mar flores (53)
- Toxina botulínica.
- Tratamiento de pómulos y ojeras.
- Rinoplastia hace años.
- Te diría que poco más, de hecho, tiene cierta flacidez, piel fina en las mejillas y la mandíbula que le vendría bien mejorar con inductores de colágeno.
Algunos errores
Yola Berrocal (52)
Es el compendio perfecto de excesos y abusos de procedimientos de estética
- Tiene una rinoplastia mal hecha con un colapso de los cartílagos alares que le da una sensación de nariz punzada.
- Exceso de relleno tanto en labios como en pómulos.
- Toxina botulínica en exceso que le hace que se caigan un poco la cejas.
- Marcación mandibular dejando una mandíbula achatada y ancha.
Leticia Sabater (56)
- Blefaroplastia asimétrica
- Rinoplastia con colapso de alares, liplift asimétrico.
- Exceso de rellenos en labios, pómulos y zona para nasal borrando el ángulo natural de nariz a pómulo y dando sensación de cara inflamada.
Elena tablada (42)
- Exceso en mentón haciéndolo más masculino, más ancho.
- Bichectomía con exceso en pómulos que exagera demasiado el efecto.
María Patiño (51)
- Exceso de relleno en pómulo y zona para nasal. Deja esa zona muy inmóvil, sin naturalidad.
- Carillas dentales demasiado grandes que protruyen el labio pareciendo que está inflamado desde la base de la nariz.
- La toxina botulínica, bien.
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