Delicada salud
Carme Chaparro confiesa sus miedos y esperanzas antes de entrar a quirófano
La periodista se ha sincerado sobre la enfermedad que ha paralizado su vida, a la que se le suma el duro revés que supuso la muerte de su padre
Carme Chaparro lleva unos meses alejada de los focos por cuestiones de salud. Hace poco menos de un año informaba al mundo del diagnóstico que había recibido, alertando de que padecía el Síndrome de Ménière, enfermedad con la que está lidiando desde entonces y que ha supuesto el motivo por el que se ha retirado de la televisión. No de su otra pasión: los libros. Y es que la también escritora tiene entre manos la promoción de un nuevo ejemplar, ‘Venganza’, que le ha hecho abrirse en canal sobre su situación personal.
La presentadora está inmersa en su recuperación, que le obliga en breve a tener que ponerse en manos de cirujanos. Se enfrenta a la entrada en quirófano, con los miedos que esto conlleva, pero también tratando de mantener la compostura para no preocupar a sus seres queridos. Su familia es su principal pilar en el que se sostiene, aunque aquí ha recibido un duro revés, tras la reciente pérdida de su padre: “Le pilló la Covid, tenía neumonías y poco pulmón, pero no pensábamos que se iba a morir. Cogió una neumonía, se malcuró, tuvo una infección multiorgánica y se fue en nada, en una semana”, se apena desde ‘Lecturas’.
Carme Chaparro se sincera sobre su enfermedad y su día a día
La periodista ha ofrecido una sincera entrevista a la citada revista con motivo de la promoción de su nueva aventura en las librerías. En ella hace balance no solo del contenido del libro, sino también de cómo ella lidia con los mismos problemas de su protagonista: “Tienes que seguir siendo físicamente la persona que eras diez o quince años atrás. Yo llevo diez meses de baja en casa, casi sin salir, y todo el mundo me dice lo guapa que estoy. Y no es que esté guapa, es que he perdido los quince kilos que gané en la menopausia”.
Carme Chaparro subraya que “no es que me haya hecho nada, al contrario, tengo una medicación muy dura, que me atonta, me da mucho sueño, me reseca la piel. Cuando me dicen que estoy guapísima, es que he vuelto al peso que tenía antes de la menopausia. Yo gané mucho peso y ahora he vuelto a mi yo”. Estos comentarios le han pillado por sorpresa después de “años mirándome al espejo y no reconociéndome, pensando cómo gestionar que ese era mi cuerpo, que había pasado de una talla 36 a una 38 o una 40. Era algo que tenía que gestionar y digerir. Ahora me veo bien, me veo como estaba antes, y aunque sé que está mal, me digo lo guapa que estoy. Ese periodo de mi vida de la menopausia y la perimenopausia no era yo. Me hago la reflexión a mí misma de qué mal que tenga que decírmelo, porque he adelgazado, pero en el fondo me siento mucho mejor. Es contradictorio”.
Carme Chaparro está a la espera de entrar en quirófano: “Me dicen mis médicos que hemos encontrado el barrio y la casa, ahora nos falta encontrar la habitación para operar, pero estoy a la espera de la intervención, muy medicada, muy adormilada”. Esto se debe a que “la medicación es muy fuerte. Estoy cansada por la medicación y porque la enfermedad es muy jodida”. Promete seguir informando a sus fieles de cada paso “me puedan curar o no, tengo muchas ganas de contarlo y ayudar a otras personas que están enfermas igual que yo. Alzar la voz y decir qué me ha pasado ojalá ayude a otras personas a desestigmatizarlo”.
Una enfermedad que para Carme Chaparro le ha sumido “en un pozo muchos meses, desde que cogí la baja obligatoriamente en noviembre”. Sin embargo, la idea de poder ser operada y encontrar solución a su situación le ha devuelto cierta ilusión por la vida, pese al varapalo que ha supuesto la muerte de su padre. “No es fácil. He tenido un psiquiatra y una psicóloga maravillosas. Nunca me había tratado, me consideraba una persona fuerte, pero cuando tuve que cogerme la baja, cuando los médicos me dijeron que parase porque me iba a morir… Me dijeron que tenía que estar en casa, que sería un tratamiento a tope. Me ha ayudado mucho el tener ayuda mental. Quería aguantar todo lo que pudiese hasta que hubo un momento muy gordo”. Ahora toma 10 pastillas al día, pero ya ve la luz al final del túnel.