Daniel Sancho ya las pasa canutas en Surat Thani, pese a sus “comodidades”

Daniel Sancho ha tratado de evitar salir de Koh Samui, donde se sentía en cierto modo seguro. Pero el juez ha dictado ya sentencia contra él por el asesinato premeditado de Edwin Arrieta, condenándole a cadena perpetua, lo que le obliga a ocupar una de las celdas de la peligrosa cárcel de Surat Thani, ocupando su nuevo módulo desde este mismo jueves. Ya ha terminado el periodo de cuarentena que marca el protocolo y el hijo deRodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, junto a otros 30 presos de nuevo ingreso, ya ocupan su espacio. Reducido, por supuesto. El chef lo hace en el módulo seis, el único de alta seguridad, donde podrá estar más protegido, por decirlo de alguna manera. Aun así, él sentirá cierta sensación de libertad, aunque sea al menos por el mero hecho de que a partir de ahora puede recibir de nuevo llamadas y estar en contacto con sus seres queridos e informado de novedades.

Pero el problema más acuciante de Daniel Sancho en la prisión de Surat Thani es la supervivencia. Esta prisión tailandesa es una de las más peligrosas del mundo, además de estar masificada, al albergar a más de 5.000 presos, muy por encima de la capacidad máxima, sin poder asegurarles alimentos, ni condiciones humanas suficientes. Todos los presos de aquí con delitos graves y condenas superiores a los 25 años, como el propio chef que, sin embargo, parece que ha tenido “suerte” en su nuevo emplazamiento. Al menos eso es lo que aseguran al haber ingresado en un “módulo excepcional”, elegido por sus propios abogados tras abandonar las instalaciones penitenciarias de Koh Samui. Pese a ser la mejor opción, no deja de ser muy peligrosa y entrañar muchos riesgos para los que Daniel ya se ha ido preparando, escuchando consejos de otros presos que estuvieron allí a la sombra.

Hay quien le recomienda estrechar lazos con personas que puedan ofrecerle seguridad en la prisión, pero también hay quien le dice lo contrario, que no tome partido y trate de hacer el menor ruido posible. Mientras nadie fije en él su atención, podrá permanecer a salvo. O al menos intentarlo. Así lo ha puesto de relieve una mujer, cuyo marido estuvo preso en dicho centro: “El director es muy estricto. Si te metes en una pelea te castigan con tareas como limpiar los baños. No hay libertad, debes seguir el protocolo si eres prisionero, al igual que mi esposo lo fue”. Las agresiones entre los propios presos por la falta de recursos es uno de los principales problemas que la convierten en una de las cárceles más peligrosas del mundo.

Y eso que tratan de solucionarlo con cursos de formación para mantenerlos entretenidos, aunque famélicos: “Hay cursos de entrenamiento para que soporten las horas que están allí. Además, están enfocados para evitar peleas. Peleas en las que, si el preso se niega a parar, los agentes le pegan con palos”. Pero Daniel Sancho no parece interesado en entrar en conflictos, como así ha demostrado ya durante su estancia en Koh Samui, donde incluso hizo amigos y ha dejado buena impresión entre los funcionarios. Su comportamiento ha sido ejemplar, no ha generado problemas y además ha ayudado a otros presos a obtener comida, ganándose con ello su confianza y su protección. Una estrategia que seguramente le será muy útil en Surat Thani, aunque todos coinciden en que su perfil debe ser el más discreto posible.