Opinión
El diario de Amilibia: "Vuelva usted mañana" (Larra)
"Será un robot o un funcionario biónico, pero estará ahí, siempre dispuesta a rechazarnos porque no hemos rellenado bien un formulario o porque nos falta un papel: vuelva usted mañana, como en el inolvidable artículo de Larra"
Algo así como la felicidad sería acabar con la burocracia, la eterna promesa de los políticos jamás cumplida. Todo lo contrario: la hidra de las siete cabezas de la Administración crece sin cesar. Leo que la RAE y el Defensor del Pueblo unen fuerzas para fomentar el uso del lenguaje claro y accesible en las Administraciones Públicas para toda la ciudadanía. Loable actitud que morirá en el intento. Me explico: si por un milagro de santa Rita, abogada de los imposible y patrona de los funcionarios, o de la Virgen del Pilar, patrona de los secretarios, interventores y depositarios de Administración Local, llegara a suceder tal cosa, en el fondo y en la forma sería el fin de las propias administraciones, pues desaparecería el oscurantismo que la sostiene, la complejidad que la alimenta y el sentido kafkiano de su existencia.
Pasan los políticos, pasan las pestes y las crisis, pero la burocracia sigue ahí, desafiante, impasible el ademán, cada día más acicalada y juvenil por los liftings de las últimas tecnologías. Nació con el Big Bang y continuará en el metaverso y en los mundos paralelos de la física cuántica. Será un robot o un funcionario biónico, pero estará ahí, siempre dispuesta a rechazarnos porque no hemos rellenado bien un formulario o porque nos falta un papel: vuelva usted mañana, como en el inolvidable artículo de Larra. Uno de los mejores momentos de Ramón Tamames en el Congreso fue cuando se preguntó a sí mismo con voz queda: «¿Por qué tenemos que hablar tanto?».
Porque si no hablaran tanto para magnificarse o repetirse, su función carecería de sentido, como la burocracia, que es el arte de convertir la fácil en difícil por medio de lo inútil. Y para comprobarlo, encima hay que pedir cita.
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