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Homenaje

La emotiva carta de Ana Obregón a su hijo Aless

La actriz rinde un homenaje desgarrador a su hijo en el quinto aniversario de su muerte: una carta cargada de dolor, memoria y esperanza que revela cómo la llegada de su nieta Ana Sandra la ayudó a volver a respirar entre la oscuridad del duelo

Ana Obregón y Aless Lequio Instagram

Hoy se cumplen cinco años desde que Ana Obregón vivió el momento más devastador de su vida: la muerte de su hijo, Aless Lequio, a los 27 años tras una dura lucha contra el cáncer. Aquel 13 de mayo marcó un antes y un después en la vida de la actriz y presentadora, que desde entonces ha convertido el dolor en motor de vida. Nada ha vuelto a ser igual, pero Ana ha encontrado en la memoria de Aless, en su legado y, especialmente, en su nieta Anita, una razón para levantarse cada día.

En este aniversario tan simbólico, Ana ha compartido una carta abierta dirigida a su hijo. En ella, deja al descubierto la herida que nunca cerró, pero también la inmensa ternura que sigue sintiendo por él. "Desde que duermes en el infinito, el dolor insoportable de tu ausencia cada día va a más", escribe. Y al mismo tiempo, expresa con claridad cómo la llegada de Anita, la hija de Aless, se ha convertido en su tabla de salvación: "Tu hija me ha devuelto de alguna manera la vida".

"Tu me enseñaste el coraje y la valentía"

A lo largo de estos cinco años, Ana Obregón ha mostrado un proceso de duelo profundamente expuesto, valiente y controvertido. Desde su decisión de cumplir el último deseo de su hijo -traer al mundo a su hija mediante gestación subrogada- hasta la creación de la Fundación Aless Lequio, que financia proyectos de investigación oncológica, cada paso ha sido escrutado. Ella lo sabe y lo asume: "No sufras cuando critican a tu mamá… tú me enseñaste el coraje y la valentía".

En su última entrevista con "¡Hola!", Ana confesaba que su vida actual es "agridulce". A pesar de la presencia luminosa de Anita, el vacío permanece. "Estuve muerta tres años, desde la muerte de Aless hasta que nació Anita. Con ella he resucitado", afirmaba. No hay noche sin lágrimas ni recuerdo sin emoción. Las redes sociales, sus apariciones públicas y sus palabras son ya parte de un relato profundamente humano sobre el amor maternal, la pérdida y la reconstrucción.

La pequeña Anita, que ya empieza a convertirse en un rostro conocido, es, según su abuela, "idéntica a su padre". Para Ana, la niña es más que una nieta: es un puente con Aless, una prolongación de su esencia y, sobre todo, la oportunidad de mantener vivo ese amor inmenso que no terminó con la muerte. Porque, como ella misma firma en su emotiva carta: "Siempre juntos, amor de mi vida".