
Sagas
La gran excusa de Mar Flores para no estar en el cumpleaños de su nieto y no coincidir con Carlo Costanzia
La modelo se ha ido de viaje con amigas, aunque antes de su partida sí se pasó a ver al bebé
Coincidiendo con el primer cumpleaños del pequeño Carlo, Mar Flores decidió regalarse un respiro y alejarse por unos días del ruido mediático. El destino elegido fue Bruselas, donde disfrutó de un fin de semana muy especial acompañada por dos amigas de confianza, entre ellas la televisiva Elsa Anka. Las tres, en un plan que podría haber firmado cualquier grupo de amigas anónimas, se mezclaron entre el público para disfrutar del concierto de Royel Otis, una de las bandas que Mar sigue desde hace tiempo. Entre música, confidencias y risas, la empresaria consiguió desconectar antes de volver a Madrid con energías renovadas.
Eso sí, antes de poner rumbo a Bélgica, dejó todo bien atado. Mar quiso dejar claro que había pasado a ver a su nieto Carlo y celebrar con él ese primer cumpleaños que tanto simbolismo tiene para la familia. Tras su regreso, contó también que estas Navidades las pasará con los suyos, un plan al que se sumarán su hijo, Carlo Costanzia, y Alejandra Rubio, con la que mantiene una cordialidad que nunca ha intentado ocultar.
En medio del revuelo mediático sobre su relación con Terelu Campos, Mar aprovechó la presencia de las cámaras para zanjar cualquier especulación sobre encuentros navideños que algunos daban por hechos. “A ver dejar ese tema ya que no tiene sentido. Yo, mi nieto, mi familia... yo creo que ya tenéis que darle normalidad al asunto”, pidió con firmeza, dejando claro que no piensa alimentar narrativas que no se corresponden con su realidad.

El cumpleaños del pequeño Carlo estuvo marcado por dos ausencias notorias: las de sus abuelas, tanto Mar como Terelu. Aun así, el niño sí pudo soplar la vela acompañado por su abuelo paterno, Carlo Costanzia padre, con quien mantiene una relación constante y afectuosa. Ante la presencia y el papel de su ex, Mar optó por la misma estrategia que tantas veces: silencio absoluto. Ni un gesto, ni una valoración; simplemente esa indiferencia calculada con la que deja claro que hay temas en los que prefiere no entrar.
Un capítulo más en una saga familiar que, entre viajes, conciertos y silencios elocuentes, sigue ofreciendo material para varias sobremesas.
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