Momentos duros

El hijo de Carmen Sevilla da explicaciones sobre el discreto adiós a su madre

“No era el momento ni correspondía que hubiese nadie”, señala Augusto Algueró

Carmen Sevilla y su hijo, Augusto Algueró
Carmen Sevilla y su hijo, Augusto AlgueróEuropa Press

Carmen Sevilla perdió la vida este martes 27 de junio tras una larga lucha contra el alzhéimer, y sus familiares y seres queridos decidieron darle el último adiós en la más estricta intimidad. Una silenciosa despedida que provocó las críticas de otros allegados de la actriz, que lamentan el hermetismo que ha rodeado a su fallecimiento. “He compartido y vivido muchos momentos junto a ella, y aunque he querido ir a verla en varias ocasiones y no ha sido posible, me encantaría despedirme”, decía a LA RAZÓN Luis Méndez, quien fuera su representante.

Ahora, el hijo de Carmen Sevilla, Augusto Alegueró, ha roto su silencio y ha explicado ante los medios por qué se tomó la decisión de despedir a la artista sin homenajes o pompa. “Lo que hice cuando falleció mi madre es ponerme en contacto con todos los miembros de la familia, los que creo y considero que tenían que venir, y todos los que estamos aquí decidimos mantener una velada tranquila y alejados de los medios”, comenta.

Carmen Sevilla y Augusto Algueró junto a su hijo recién nacido
Carmen Sevilla y Augusto Algueró junto a su hijo recién nacidoEuropa Press

“He escuchado a alguien que ha venido (al tanatorio) y ha visto que no había nadie, pues lógicamente no había nadie, porque no era el momento ni correspondía que hubiese nadie”, recalca.

Además, aunque entiende que “las críticas siempre estarán”, consideran que también le hubiera caído algún reproche “si hubiera montado un circo, una feria o una verbena. Seguramente, alguien hubiese dicho 'yo no sé cómo han dejado entrar a todo el mundo, eso ha sido un circo’”.

Sobre la muerte de su madre, Alegeró reconoce que “son momentos duros” y que a veces se echa “a llorar como una magdalena”, aunque lo peor ha sido ver el deterioro de Carmen Sevilla: “Yo llevo muchísimos años con mi madre. A mí se me han secado los ríos de lágrimas, porque ya he llorado desde hace una década. Todas las lágrimas que tenía que llorar desde un principio y por muchos momentos que he vivido con ella junto a ella. Muy dolorosos, complicados, pero muy adorables también, porque sabía que la estaba ayudando y creo que es lo que todos los hijos tienen que hacer”.