Maestros del ron
Jassil Villanueva, la abeja reina de la familia Brugal
Fue la primera mujer en formar parte del selecto grupo de maestros roneros y hoy es la cara visible de una empresa centenaria de la que se siente muy orgullosa
Con más de 100 años de historia, Brugalse ha propuesto cambiar la forma de beber ron. Acaba de presentar su Maestro Reserva, una bebida espirituosa elaborada con la exclusiva técnica de tostado aromático y destinada a los paladares más exigentes. Tras esta innovación se encuentra Jassil Villanueva, tataranieta de Andrés Brugal, quien fundó en 1888 una empresa que hoy factura millones alrededor de todo el mundo.
«Ser la responsable de la creación de productos premium ha sido un hito en mi carrera. Estamos cambiando el esquema de que un ron solo puede disfrutarse mezclado, y mi legado es el hecho de introducir esas técnicas y una nueva forma de consumir ron sin dejar atrás la tradición y nuestras raíces», explica Villanueva a LA RAZÓN mientras disfruta de una copa de su propia creación.
Jassil pertenece a la quinta generación de maestros roneros de Brugal desde 2014, cuando con 26 años se convirtió en la primera mujer –y más joven– en formar parte de este selecto grupo en el que ser de la familia no asegura la entrada: «Hay que pasar por un proceso de escrutinio y de prueba por los demás maestros. A muchos primos les gustaría ser maestros roneros, pero hay aptitudes y cualidades que son clave, como el hecho de tener un buen gusto y olfato. Dentro del grupo, todos nos complementamos, pero a la vez, cada uno aporta su extra singular».
Se trata de una jerarquía bien organizada y estructurada, una especie de colmena milimétricamente engranada en la que Jassil ejerce de abeja reina, una posición que alcanzó derribando estereotipos y clichés. «Se solía decir que el ron era un mundo de hombres, y soy el mejor ejemplo de que eso ha cambiado. Ha habido un cambio de mentalidad para el que no todo el mundo ha estado preparado. Empecé muy joven en la industria y muchos pensaban que no tenía nada que enseñarles por el hecho de ser joven y mujer, juzgaban el libro por la portada sin ver qué había detrás. No puedo decir que tuviera a nadie en mi contra, pero sí fue un reto mayor al de mis antecesores, porque tenía que demostrar mucho más que ellos», recuerda orgullosa.
Un «selecto grupo” dentro de los Brugal
No fue fácil llegar a convertirse en maestra ronera, puesto que el proceso requiere superar varias fases y cribas en las que, como se ha comentado anteriormente, a veces hay que decir no a la propia familia: «Los miembros del equipo hacemos rondas cada cierto tiempo para validar quiénes serán los maestros roneros de las próximas generaciones o de la actual. Es un grupo de primos y todo el que esté interesado puede participar en diferentes retos para poner a prueba sus dotes de comunicación, sus habilidades organolépticas y demás aptitudes para manejar ciertos desafíos. En base a eso, se escoge quién será entrenado para pertenecer a este selecto grupo de la familia».
Pese a lo conseguido, Villanueva asegura que al principio no se planteó llegar a ser maestra ronera, sino que se conformaba con aportar su granito de arena al legado familiar en puestos de menor responsabilidad: «Si hace 15 o 20 años me hubieran preguntado, jamás hubiera pensado que sería la cara de la empresa. A mí me gustaba la logística y mi formación en la universidad se basó en eso. Pero luego surgió la oportunidad de ser la primera mujer en presentarse a la prueba de maestros roneros, y fui la escogida, de entre once primos, para comenzar a formarme». A partir de ese momento, llegó un intenso entrenamiento de más de cuatro años en los que Jassil fue «la sombra del maestro ronero que lo dirigía todo, aprendiendo para poder hacer lo que ahora hago por mí sola».
El legado de Jassil
Aunque ha destrozado el techo de cristal, la dominicana es consciente de que todavía queda mucho por hacer y espera convertirse en un ejemplo para las más pequeñas de su ancestral saga, para que cada vez sean más los nombres femeninos que engrosan las filas de los maestros roneros: «Espero inspirar a las nuevas generaciones de mujeres para que puedan involucrarse y ocupar el cargo de responsabilidad que hoy tengo yo, no solo en Brugal como empresa, sino también como familia».
De hecho, su propia hija ya apunta maneras, y Jassil presume de que encuentra en la pequeña algunas aptitudes que pueden hacer de ella una grandísima maestra ronera: «Yo iba a la empresa desde pequeña, sabía lo que se hacía y disfrutaba de ese legado familiar, y es lo que estamos haciendo nosotros con nuestros hijos. Ahora, mi hija mayor me dice ‘‘mamá, huele a tal cosa’’, y yo le digo ‘‘muy bien hija mía, estás entrenando tu olfato, vas por buen camino’’. Yo no estoy inculcando ni forzando nada, es algo natural en los miembros de la familia». Eso sí, Jassil recalca que han de pasar varios años antes de que alguien la suceda, y todavía le queda «mucho camino por recorrer y disfrutar» en su papel de abeja reina de los Brugal.
Una historia que comenzó en Cataluña
Aunque Brugal forma parte del ADN de República Dominicana, lo cierto es que sus orígenes están estrechamente ligados a España, tal y como explica la propia Jassil: «Mi tatarabuelo, Andrés Brugal, el fundador de la casa, era oriundo de Sitges, donde creció hasta los 16 años o 17 años, cuando en aquella época ya era mayor de edad y decidió emigrar a América. Tomó un barco solo, sin su familia, y en Cuba aprendió el arte del ron. Después se trasladó a Puerto Plata, al norte de República Dominicana, donde fundó Brugal en 1888 para continuar con esos conocimientos que había adquirido. La fundó con sus hijos y el legado siguió creciendo. Es la mejor herencia que ha podido dejarnos, no solo por la empresa, sino por el conjunto de conocimientos que obtuvo en su deseo de fabricar el mejor ron del mundo. Por eso, España es una línea clave en nuestro proceso, parte de nuestro centro y nuestro corazón».
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