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Va a 'El Hormiguero'

Marcelo y Clarice Alves: una historia de amor como las que ya no se cuentan

El futbolista brasileño conoció a la que es su esposa con tan solo 13 años. Estaba enamorado de ella, pero había dificultades

Clarice Alves y Marcelo Vieira Gtres

Una semana más, los invitados de ‘El Hormiguero’ comienzan a hacer ruido mediático horas antes de sentarse en el plató a charlar con Pablo Motos. Son muchos los que acuden al programa estrella de Antena 3 para conocer mejor a sus personajes, alejados de su faceta profesional y los protocolos que rigen en sus respectivas disciplinas. Durante unas horas se relajan y dan al público una visión alternativa de ellos mismos, como así le toca hacer este lunes al futbolista Marcelo Vieira. Después de anunciar el final de sus días en los terrenos de juego y su firme decisión de colgar las botas de tacos, el que fuese una de las estrellas del Real Madrid está fantaseando ya cómo aprovechar su nueva vida como jubilado a los 36 años. No le faltan proyectos para seguir amasando fortuna con negocios alternativos al fútbol y planes de vida en los que el lujo y la ostentación se presuponen. Pero también hay un hueco especial para su mujer, Clarice Alves, quien le ha acompañado a lo largo de toda su vida y, por supuesto, en esta etapa seguirá siendo así. Y es que desde los 13 años forman pareja y no hay visos de que existan grietas que puedan indicar el final de su felicidad. Todo lo contrario.

Clarice Alves y Marcelo VieiraGtres

Su historia de amor es digna de ser contada, pues no es habitual en los tiempos que corren que dos personas lleven casi toda la vida juntos. Más si se conocieron en la más tierna infancia, cuando en su mente tan solo entraban los juegos y sacarle el mayor provecho a la vida. Ahora que ambos han logrado alcanzar sus metas en lo profesional, continúan su andadura en lo personal, siendo sus caminos inseparables. Y eso que lo suyo comenzó traicionando según qué premisas, pues no todos ven con buenos ojos que tu amigo termine conquistando a tu hermana. Y así es como se conocieron, siendo casi unos niños, cuando él se quedó prendido de la hermana de fiel confidente: “Mi amigo tenía una hermana que era muy guapa y yo le pedía ayuda, pero no me ayudaba nada. Luego nos fuimos conociendo, nos hicimos muy amigos, vimos que teníamos en común otras cosas, que disfrutábamos de estar juntos, pero ya no como amigos. Ahí fue empezando”, recuerda el defensa brasileño.

Clarice también ha tenido ocasión de rememorar sus inicios, poniendo el foco en la primera vez que se fijó en él: “Fui a ver un partido, porque jugaban en el mismo equipo de fútbol sala. Le conocí y él no paraba de hablar. Siempre con esa energía, a tope. Lo recuerdo como si fuera hoy”, aunque han pasado ya más de dos décadas juntos. Incluso, para que ella se fijase en él, llegó a teñirse el pelo de rubio: “Quería hacer algo diferente y yo pensaba que iba a conquistarla con esto. Luego mi padre me regañó muchísimo”, confesaba entre risas en una entrevista, donde recuerda también cómo llegaron a Madrid en 2006 tras fichar por el club merengue que tantas puertas le ha abierto: “Vinimos con su hermano y mi abuelo, al inicio. Luego ya vino su madre, mis familiares”. Eran muy jóvenes como para estar viviendo su sueño sin supervisión de los adultos.

Marcelo Vieira con el FluminenseAgencias

Aun así, dos años después de aterrizar en la capital española, decidieron dar el gran paso en su relación e intercambiar alianzas. En 2008, Río de Janeiro fue escogido como telón de fondo a su boda, todavía con mucha vida por delante. También muchos millones por amasar, pues en aquellos tiempos tuvo que confiar su traje nupcial a una apuesta barata, lo que le salió cara, pues casi pierde el anillo de boda al rompérsele el bolsillo de la americana. Al final lo encontró y pudo pronunciar sus votos y el ‘sí, quiero’, que le hizo convertirse en marido de la mujer que siempre le ha acompañado, desde los 13 años. Un amor del que han nacido sus dos hijos: Enzo, que a sus 15 años ya es una joven promesa del deporte rey; y Liam, de 9 años, que también apunta maneras con el esférico.