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Sinceridad

Mónica Naranjo: "No quiero ser madre. Los hijos no tocan"

La artista rompe el tabú y reivindica su decisión de no tener hijos como un acto de responsabilidad y libertad personal. "Soy una buena mujer y no me arrepiento", afirma

Mónica Naranjo Salva Musté

Hay pocas voces en el panorama musical español tan rotundas como la de Mónica Naranjo. No solo en lo vocal, también en lo vital. Dueña de un discurso libre, la artista ha vuelto a demostrar que su fuerza va más allá del escenario. En su reciente entrevista en el pódcast Tengo un plan, Naranjo habló desde un lugar profundamente humano, repasando los golpes de su vida -como la muerte de su hermano- y reafirmando una decisión que ha defendido durante años: la de no ser madre.

"Los hijos no tocan", dijo sin titubeos, con esa mezcla de coraje y lucidez que la caracteriza. "Ese comentario de ‘vamos a tener ya uno porque ya toca’... No. Los hijos no tocan. ¿Vas a poder cuidarlo? ¿Vas a poder ser un padre presente? ¿Sí o no? Esto es para toda la vida", expresó con la serenidad de quien ha pensado cada palabra.

Estilo de vida incompatible con ser madre

Mónica Naranjo sabe de decisiones difíciles. A los 17 años dejó España para abrirse camino en México, y desde entonces ha vivido en movimiento constante, entregada a una carrera que la ha convertido en una de las voces más potentes del pop latino. Un estilo de vida que, reconoce, no es compatible con la maternidad: "¿Voy a tenerle desde chiquitito llevando una vida nómada? En mi caso no. Yo he escogido este camino, pero él no".

No hay amargura en su discurso, sino madurez. Naranjo no habla desde el rechazo, sino desde la conciencia. "Si yo tengo que ser mamá, tengo que serlo en mayúsculas", asegura. Y añade, con franqueza: "No me veo capaz de tener una cosa tan pequeñita y dejarla con la abuela. Soy una leona". Su reflexión va más allá del deseo individual: es una defensa de la maternidad consciente, de la libertad de elegir sin culpa ni mandato.

La cantante, que en los últimos años ha compaginado la música con proyectos televisivos y empresariales, es plenamente consciente del revuelo que sus palabras pueden generar en una sociedad que todavía vincula la realización femenina con la maternidad. Sin embargo, no teme al juicio ajeno. "Soy una buena mujer. No me arrepiento de esta decisión. Sé que hubiera sido una madre extraordinaria y que podría serlo, porque es una cosa que está ahí pendiente. ¿Quién sabe? Pero no, no me arrepiento. Me hubiera arrepentido de tenerlo sin pensar y de vivir las consecuencias desagradables. Eso hubiera sido egoísta por mi parte".

Mónica Naranjo no necesita justificar su elección: la enuncia con orgullo, sin dramatismo, como quien defiende un principio vital. No es una renuncia, sino una afirmación. A sus 51 años, la artista continúa desafiando las normas con la elegancia de quien se pertenece. Su decisión no es un grito contra la maternidad, sino una invitación a pensarla desde otro lugar: el del amor propio, la honestidad y la libertad. Porque, como ella misma dice, "todo lo que nos pasa, cada coma, cada punto, cada tilde, es lo que hace que nos formemos, que el alma evolucione".