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Muere Leonard Lauder, el heredero silencioso de un imperio de belleza y filantropía
Filántropo, coleccionista de arte y pionero de la industria cosmética, el presidente emérito de Estée Lauder Companies falleció a los 92 años rodeado de su familia
Leonard A. Lauder, el hijo mayor de Estée Lauder y figura clave en la transformación de la empresa familiar en un gigante internacional de la belleza, falleció el 14 de junio en su casa de Manhattan a los 92 años. La noticia fue confirmada por Estée Lauder Companies Inc. a través de un comunicado oficial que lo describía como "un verdadero visionario, un líder intrépido y un faro para toda una industria".
Nacido con la elegancia en el ADN, Leonard no solo heredó el nombre de su madre, sino también su ambición y talento. Se unió a la empresa en 1958, más de una década después de que Estée y Joseph Lauder fundaran la compañía desde su cocina neoyorquina. Desde entonces, su influencia ha sido determinante. Bajo su liderazgo, primero como presidente (1972) y luego como CEO (1982), Estée Lauder pasó de ser una firma local a convertirse en una potencia global, con presencia en más de 150 países y un portafolio de marcas que definen la industria del lujo: Clinique, MAC, La Mer, Bobbi Brown, Tom Ford Beauty y muchas más.
Leonard apostó por una visión: que la belleza debía ser accesible, inspiradora y auténtica. "Lo importante no es lo que vendes, sino cómo haces sentir a quien lo usa", solía decir. En 1995, llevó la empresa a bolsa, marcando un punto de inflexión en la cosmética de alta gama y abriendo una nueva era para el negocio familiar.
Detrás del empresario también hubo un hombre profundamente comprometido con la cultura y la salud. Fue un filántropo generoso y un apasionado coleccionista de arte. En 2013, donó al Museo Metropolitano de Nueva York una de las colecciones de arte cubista más valiosas del mundo, con obras de Picasso, Braque y Léger valoradas en más de mil millones de dólares. También fue un impulsor clave en la concienciación sobre el Alzheimer y el cáncer de mama, causas que apoyó con tenacidad y recursos.
El lazo rosa, un símbolo universal
Su primera esposa, Evelyn Lauder, fue cofundadora de la Breast Cancer Research Foundation y responsable de convertir el lazo rosa en un símbolo universal de la lucha contra la enfermedad. Juntos, no solo transformaron una marca, sino también el rostro de la filantropía moderna.
Padre de dos hijos, William y Gary, Leonard supo transmitir tanto su visión empresarial como sus valores personales. William, actual vicepresidente ejecutivo de Estée Lauder Companies, rindió homenaje a su padre como "el hombre más caritativo que he conocido". Gary, por su parte, destacó su "curiosidad, integridad y generosidad".
En los últimos años, Leonard compartió su vida con Judy Glickman Lauder, coleccionista y filántropa, y publicó sus memorias "The Company I Keep", un recorrido íntimo por una vida dedicada a la belleza -por dentro y por fuera.
El mundo de la cosmética y la cultura despide a un referente. Leonard Lauder no solo construyó un imperio: elevó un apellido y una filosofía de vida. Belleza, elegancia y propósito. Así será recordado.