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Pablo, devoto del Opus

Hay algo que iguala a chinos y norteamericanos: la gran mayoría de los ciudadanos de ambos países no saben señalar en el mapa dónde está exactamente España.

El exvicepresidente del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias
El exvicepresidente del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias Nacho GallegoAgencia EFE

Hay algo que iguala a chinos y norteamericanos: la gran mayoría de los ciudadanos de ambos países no saben señalar en el mapa dónde está exactamente España. Esta ignorancia geográfica que en principio pudiera parecer un desprecio mayúsculo a nuestra patria, yo la veo como una enorme ventaja. Lo comprobaremos en cuanto estalle la III Guerra Mundial, que está al caer, según todos los analistas apocalípticos. Entonces, ni los chinos ni los yanquis sabrán localizarnos, y así es posible que nos libremos de sus misiles con cabeza nuclear. Un problema: los rusos sí saben dónde estamos, y ahí nuestra única esperanza radica en que antes de que aprieten el botón rojo, Zapatero vaya raudo a Moscú con su libro «La solución pacífica» bajo el brazo para convencer a Putin de que nos gusta mucho el vodka, que vamos a seguir comprándole gas y que aquí siempre han triunfado los Coros y Danzas del Ejército Ruso.

También podríamos enviar a otro putinista reconocido como Pablo Iglesias, que acaba de manifestar lo mucho que ha aprendido del Opus Dei, una organización a la que admira «por su capacidad para formar cuadros de mando, los llamados a ser jefes de empresas y ministros cuando la derecha gobierna». Mezclar «Camino», de Escrivá de Balaguer, con «El Estado y la Revolución», de Lenin; «El Capital», de Marx, y «El Libro Rojo» de Mao puede resultar explosivo. Será prácticamente invencible. Convertido en supernumerario, Pablo fustigará a la Yoli hasta convertirla en devota de san Josemaría y ejemplo vivo para la tía monja de Feijóo. Quiere organizar campamentos de verano para educar en valores no sexistas, dice. Así que vuelven los flechas y pelayos, cara al sol con la camisa nueva que tú bordaste en rojo ayer. Además, puede cantarle a Putin «Ochichornia» acompañándose a la guitarra. Nos salvará.