Opinión

Los sábados de Lomana: Del imposible look de Tamara Falcó a 40 grados a la derrota de Sánchez

Cualquier diseñador español hubiese captado mejor lo que debe llevar una novia como ella

Carmen Lomana
Carmen LomanaCortesía

El lunes volví de Barcelona donde me encontraba por un tema de trabajo, ansiosa de llegar a tiempo de ver el cara a cara Feijóo-Sánchez en tiempo real. Preparé una bandeja con algo de cena y me planté delante de la televisión, tenía cierta inquietud dada la gran preparación, según decían, de Sánchez, que pasó casi una semana encerrado con sus asesores para quedar como un «súper star» ante Feijóo. Visto lo visto no sé quién le asesoró, pero ni siquiera conocía las cifras económicas durante su Gobierno y ahí, le asestó el primer zasca Feijóo, cuando Sánchez achacaba todas nuestras desgracias incluida la inflación a la guerra de Ucrania. Nuestro presidente se agobió, se sintió descolocado ante un adversario tranquilo y muy bien informado.

Nadie imaginó que Sánchez estuviese tan mal, su cara estaba entre asombrada y descompuesta, no dejaba hablar a Feijóo y lo único que repetía como un mantra eran temas relacionados con VOX hasta el punto que su oponente le dijo: Sr. Sánchez, ¿por qué no debate usted con Santiago Abascal? Porque yo soy PP por si se ha despistado. Cuando le habló del peaje que nos van a poner en las autovías lo negó llamando mentiroso a Feijóo y ¡oh, casualidad! ayer el director de la DGT Pere Navarro confirmó que en 2024 las autovías serán de peaje. ¡Lo que nos faltaba! En fin, que en el PSOE todavía están sin reponerse, después de la pésima actuación de su representante.

Debate de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Debate de Pedro Sánchez y Alberto Núñez FeijóoGtres

Esperemos que el domingo 23 de julio salgamos de este túnel en que nos ha metido el Partido Socialista y sus pésimos socios, y lleguen días de luz y prosperidad para España en los que el dinero que pagamos todos se reparta en una estupenda Sanidad, Educación, ayudas a la Industria, Autónomos , investigación y progreso. Y no en mantener el pesebre de amigos y comprar votos.

La dichosa boda

Vamos a otro asunto. Cada vez que alguien me pregunta por la dichosa boda de Tamara me sale urticaria. No he visto una pesadez semejante. El vestido con el que nos ha mareado sin parar no sólo a nosotros, sino a las estupendas diseñadora de Bilbao Sophie et Voilá, que tuvieron que rescindir el contrato ante tanto cambio y exigencia. La novia se fue a New York dos veces a encargarse el que suponíamos sería el único, espectacular y maravilloso vestido confeccionado por Carolina Herrera y su diseñador Wes Gordon. El vestido era impecable para una boda de invierno en una gran Iglesia donde lucirlo, Los Jerónimos, catedral de La Almudena, o San Francisco el Grande, pero algo absolutamente fuera de lugar un ocho de Julio en Madrid, en un jardín con un calor de casi cuarenta grados. A Tamara le hacía mayor, era muy parecido al que llevó nuestra Reina Letizia, el pelo lo llevaba fatal, sin pulir, con una pequeña tiara, de la que salía un velo muy mal colocado. Cualquier diseñador español hubiese captado mejor lo que debe llevar una novia en julio, en el campo.

El de la noche de pre-boda me pareció completamente inadecuado. Pantalón chaqueta y blusa. Estaba bien para una reunión seria de trabajo pero no para «cena-guateque» en el Ritz, la torerita no se debe llevar por los hombros. O te la pones o te la quitas, si te molesta. Por los hombros puedes llevar una gabardina ligera o un abrigo de primavera, por si refresca. No hubo ninguno de los momentos «me cambio de outfit» que me encantase. Quizá, el de encaje post boda al llegar a las ocho de la mañana al Ritz. Ese momento con el novio pasando de ella y una cara terrible de «cabreado» me definió todo de una boda en lo que parecía que lo más importante era monetizar todo, absolutamente todo. Hasta el esmalte de uñas de la novia estaba publicitado. Me parece muy poco elegante obligar a los invitados a despojarse de su móvil. A enseñar la copa de champán que los financiaba y después de tanto hablar de estrellas Michelin, servir un aperitivo, que según me han contado invitados estuvo bien, pero una cena atroz con un «pichón» seco imposible de tomar. Todos en broma decían: «¿Llamamos a Telepizza?» Creo que las expectativas eran más altas. Tiene algo de gafado todo esto pues al sacerdote que oficiaba la misa le empezó a arder su sotana por culpa de una vela en el suelo. La hermana del novio fue muy rápida en apagarlo. La pareja tiene previsto una vuelta al mundo. Mi deseo es que no afecte en su convivencia tantos días juntos y vuelvan felices.

Ha muerto el gran escritor checo Milán Kundera, conocido principalmente por su preciosa novela «La insoportable levedad del ser». Descanse en paz.