Enamorada
Sabina Thyssen encuentra el amor y da el paso al primer plano
La hija más discreta de Tita Cervera pasea por Madrid junto a su pareja, dejando atrás el anonimato que siempre la ha protegido
A Sabina Cervera siempre le ha gustado observar desde la segunda fila. Mientras su hermana Carmen da los primeros pasos como heredera del legado artístico de su madre, la baronesa Carmen Thyssen, Sabina prefiere cultivar su mundo interior, alejada del ruido mediático. Pero este miércoles, por primera vez, ha sido ella la que ha captado todas las miradas. La revista "Lecturas" publica en exclusiva un amplio reportaje en el que se muestra, en pleno centro de Madrid, a una Sabina distinta: enamorada y relajada, caminando junto a su pareja sin preocuparse de ser fotografiada.
Primer amor
A sus 18 años recién cumplidos, la hija más reservada de la baronesa ha dado un paso al frente. Las imágenes reflejan algo más que un paseo romántico: muestran a una joven segura de sí misma, que empieza a escribir su propia historia con voz propia. En ellas, gestos de complicidad y sonrisas cómplices hablan de un primer amor sereno y auténtico, vivido sin artificios y con la espontaneidad de quien no necesita la aprobación del foco mediático.
Desde su nacimiento por gestación subrogada en 2007, Sabina y su hermana Carmen han vivido protegidas bajo una burbuja de discreción. Fue decisión de Tita Cervera mantenerlas alejadas del escaparate público, dosificando su exposición. Con la mayoría de edad alcanzada el pasado julio, ese equilibrio parece mantenerse, pero con matices. Sabina no busca protagonismo, pero tampoco lo esquiva si se trata de vivir su vida con naturalidad.
Frente a una Carmen volcada en el legado museístico y empresarial, Sabina representa el ala más bohemia de la familia. Ilustra, escribe cuentos, toca el piano y canta con una voz soprano que ha sorprendido incluso a su madre. "Tiene un alma creativa y sensible", confesaba la baronesa recientemente.
Este primer amor no solo marca una etapa vital para Sabina, sino también un símbolo: el inicio de una vida más allá del apellido Thyssen. Con la misma elegancia silenciosa que la ha caracterizado, la joven abre un capítulo en el que, por fin, ella es la protagonista.