
Lujo
Sara Montiel: descubrimos el joyero de la Liz Tylor española
El documental «Súper Sara» ha sacado a la luz de nuevo a la gran actriz y cantante manchega. Sus joyas son uno de sus misterios. ¿Por qué nunca se han exhibido?

Su babero de esmeraldas o su anillo de medio millón de euros eran algunas de sus joyas más conocidas, pero… ¿realmente su colección de joyas era tan espectacular como la artista nos hizo creer? Estados Unidos tuvo las joyas de Elizabeth Taylor, en México eran famosas las de María Félix y en España, por supuesto, si hubo una actriz con una colección de piedras que quitaba el hipo esa fue Sara Montiel. La protagonista de las producciones cinematográficos ‘Veracruz’, ‘El último cuplé’ o ‘La violetera’ vive estos días una «resurrección» a modo de homenaje en la plataforma Max, que ha estrenado ya varios capítulos de ‘Super Sara’, un documental dirigido por Valeria Vera que pretende poner en su lugar, si es que alguna vez lo perdió, a la Montiel.
A través de las personas que mejor la conocieron, como fue su íntimo amigo Luis Fernando Carrasco; el exministro José Bono; las artistas Norma Duval, Alaska o Loles León, y con la colaboración incluso de su hijo, Zeus Tous, se realiza un repaso por la vida y obra de una de las actrices más internacionales de nuestro cine. Y siempre que se habla de Sara Montiel se acaba, antes o después, hablando de sus joyas. Ella decía que sin ellas se sentía desnuda y lo cierto es que amasó una colección que se llegó a calcular podía superar los cinco millones de euros. Pero, ¿realmente era tan impresionante su joyero o, como solía hacer siempre, engrandeció la historia como buena diva?
La más conocida de sus joyas fue el famoso babero de esmeraldas y diamantes que, aseguran, incluso la mismísima Taylor envidiaba. Según contaba la artista española, se lo realizó un joyero gallego con unas piedras que trajo de Brasil. Se trata de un espectacular diseño serpenteante con el que la actriz se dejó retratar en innumerables ocasiones. Eso sí, según los expertos, el collar era más mito que realidad, ya que las esmeraldas eran «bonitas, pero normales», según las fuentes consultadas por este periódico. Pablo Milstein, experto joyero y responsable del perfil de la cuenta de Instagram @milstein.jewelry, explica: «Las joyas de Sara, al contrario que las de otras artistas como Elizabeth Taylor o María Félix, son españolas. Eso no quiere decir que sean malas, simplemente que son de una época y un artesano que no tenía la misma categoría que nombres como Cartier o Bulgari. El babero tiene una mezcla de cortes, tallas y colores, y las gotas tienen un color más claro que la esmeralda del centro». De hecho, si lo comparamos con otro babero famoso, el de la familia Franco, el de Sara, pese a ser mucho más espectacular quedaría muy por debajo en cuanto a calidad.

De la casa Cartier, al parecer, sí que era una pulsera Art Decó que se llegó a tasar en 200.000 euros, un precio que se queda corto si lo comparamos con el de su famoso anillo de diamantes que ella llamaba «garbanzo»: «Decía que lo había hecho un muy buen orfebre y al parecer a mediados de los noventa lo tasaron en noventa millones de pesetas», afirma Milstein que, pese a estas valoraciones, califica la colección como «aparatosa» y no tan excepcional.
Aficionada a lucir joyas que llamaban la atención, pese a lo recatada que fue su segunda boda, donde -como se incide en el documental- la artista pareció querer redimirse ante el público español de su boda con Anthony Mann (judío y divorciado), en su matrimonio religioso en Roma con José Vicente Ramírez Olalla, Sara combinó el diseño de Pierre Balmain que escogió como vestido de novia con su collar de diamantes y rubíes. Dos años antes la habíamos visto en ‘La reina del Chantecler’ con ese mismo diseño, que pasó a convertirse en otra de sus míticas piezas. Se trata de una joya en la que destacan siete grandes rubíes. «Es un collar bueno, pero de un nivel medio», asegura sin dudarlo Milstein.

En este repaso del joyero de Sara Montiel, que incluso le llegó a causar más de un disgusto, al sufrir un robo en el que intentaron dejarla sin este tesoro, no podemos olvidar una de sus primeras piezas, el collar de diamantes que le regaló su primer marido, el ya mencionado actor Anthony Mann. Ella afirmaba que muchas de sus joyas habían sido regalos de sus parejas o de sus admiradores y todo parece que pudo comenzar con esa pieza del realizador americano que la convirtió en estrella de Hollywood. Él también le regaló un maravilloso anillo de esmeraldas cuando lamentablemente perdió el hijo que esperaba. «Son joyas llamativas, pero la calidad de las piedras no era la mejor», concluye Milstein. «Ella decía que su colección era espléndida, pero no tenía joyas de de las firmas Yanes o Ansorena, que es de lo mejor que tenemos en España». Eso sí, nadie puede negar que esas piezas consiguieron encumbrar más si cabe la figura de una de las divas más importantes de nuestro país. Aunque lo cierto es que con joyas o sin joyas, a Montiel nadie le pudo robar nunca el título de Saritísima», porque ella era «Súper Sara».
¿Dónde están las joyas?
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