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Triste adiós a Silvia Tortosa, musa del destape y símbolo de la Transición

El mundo artístico despide a un rostro conocidísimo de la pequeña y gran pantalla, así como a una mujer polifacética

SILVIA TORTOSA.
SILVIA TORTOSA.Europa Press

Llevaba años luchando contra el cáncer. Su fortaleza era mayor que sus miedos, pero la enfermedad pudo con Silvia Tortosa en el más profundo de los silencios. Casi nadie tenía constancia de que el mal se la comía por dentro. Muy pocos estaban al tanto de la situación. Y este sábado, a las ocho de la mañana, fallecía. Se encontraba sedada en un hospital de Barcelona, acompañada de sus incondicionales Tony Aliaga y Ana Colomer.

El primero desvela a LA RAZÓN que «murió agarrada a mi mano, afortunadamente sin sufrimiento. Sufría un cáncer de pecho. Pensábamos que había superado la enfermedad pero se le reprodujo y no han podido salvarle la vida. Era una mujer con mucha fortaleza, tenía unas grandes ganas de vivir. Nunca se dio por vencida. No le gustaba hablar de su enfermedad. Se marchó a vivir a su tierra, a Barcelona, cuando rompió su relación sentimental con Carlos, su última pareja. Y se alejó de todo ese mundo mediático que fue su compañero profesional durante tantas décadas. El lunes se celebrará una capilla ardiente durante un par de horas, y después será enterrada en el cementerio de Montjuic, donde descansan los restos mortales de sus padres».

Silviatenía 77 años(nació el 8 de marzo de 1947) y su aspecto físico le hacía parecer mucho más joven. La última vez que hablamos, hace poco más de año y medio, me dijo que «estoy muy centrada en mi canal de YouTube. Muy tranquila y disfrutando de la vida».

Aún no había roto con Carlos y los dos trabajaban juntos en las redes sociales. Nada hacía presagiar la separación. Él era mucho más joven que ella, pero se entendían a la perfección.

Con este adiós tan triste perdemos a una de las llamadas «musas del cine de destape», aunque a Silvia no le gustaba que le recordaran por ello y prefería que se la juzgara por todo lo que hizo después de la Transición.

Su vida amorosa

Cuando la entrevisté, recién publicada su autobiografía, me recordó que «mi primer marido se llamaba Alfredo y no fue difícil romper nuestro matrimonio, porque no llegó a consumarse. Yo era demasiado joven, era mi profesor de teatro y confundimos la amistad con el amor». Después llegarían a su vida Rafael Arcos y Pepe Umbral, pero esas uniones no prosperaron. Sería en 1985 cuando conoció al norteamericano Charles Davis, que acabó convirtiéndose en su segundo esposo. Desgraciadamente, murió al poco tiempo de casarse, debido a un edema pulmonar y una miocardiopatía metabólica. Su tercer paso por el altar fue con un amigo del anterior, el británico Dave Harper. Otro fracaso más. En 2003 tomaron caminos distintos.

Fue en 2008 cuando apareció en su vida el productor Carlos Cánovas. Un día le pregunté a la actriz qué admiraba de ese hombre, y respondió rotunda: «Tiene muy buen carácter, mientras que yo soy demasiado impulsiva. Es muy inteligente y cariñoso. Maneja extraordinariamente los asuntos relacionados con el sonido, la imagen y la edición. Es el gran amor de mi vida…». Pero ese amor se rompió hace ocho meses. Hoy, Carlos confiesa a LA RAZÓN, hundido, que «me siento muy mal. Silvia era una gran mujer. Nos separamos por circunstancias que no es momento de recordar, pero la sigo llevando en mi mente y en mi corazón».

La carrera profesional de Silvia Tortosa conoce etapas muy distintas, desde películas de la época del destape como «La tía de Carlos en minifalda», «El padre Coplillas» o «La chica del Molino Rojo», a cintas del talante de «La señora» o «Bomba de relojería». En teatro, caben resaltar «El avaro», «La playa vacía» o «Tirano Banderas». Y la vimos en series como «Hostal Royal Manzanares» y «Farmacia de guardia».

Ella misma se detectó el tumor

Gracias a una autoexploración mamaria, Silvia se descubrió un bulto en el pecho. Fue al hospital y le diagnosticaron un tumor maligno. En su canal de YouTube animó a las mujeres a que «se sometan a controles anuales y autoexamenes como medida preventiva».

Y al calibrar la posibilidad de una muerte cercana reconoció que «la idea de morir no forma parte de mis proyectos inmediatos». Pero, por si acaso, puso en orden los pertinentes documentos ante una posible, y mala, eventualidad que finalmente ha ocurrido.