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Ojito, Pablo, que en los duelos de dos pueden morir tres o más

. MADRID, 15/09/2021.- El presidente del PP, Pablo Casado (d), se dirige al presidente del Ejecutivo durante la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo
. MADRID, 15/09/2021.- El presidente del PP, Pablo Casado (d), se dirige al presidente del Ejecutivo durante la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. EFE/Juan Carlos HidalgoJuan Carlos HidalgoEFE

Cuando aún resuenan los ecos de la gran batalla entre Rocío Carrasco y Antonio David, y se anuncian justas medievales entre Bigote Arrocety María Teresa Campos, van y dicen los analistas de la cosa que suenan tambores de guerra entre Díaz Ayuso y Martínez-Almeida por liderar el PP de Madrid. Si Pablo Casado fuera Maquivelo o al menos un poco maquiavélico, muchos pensarían que pretende cargarse a los dos con este enfrentamiento. Pero éste es un duelo de dos que puede acabar con tres o más. Creo que el líder del PP debería releer a Shakespeare, que escribe: «No enciendas la hoguera contra tu enemigo tanto que te chamusques tú mismo». Recuérdese lo que clamaba Pío Cabanillaspadre en el Congreso cuando aparecía la derecha: «¡A las trincheras, que vienen los nuestros!». Pero Pablo no mira con recelo ni tan siquiera aGarcía Egea, del que dicen los hermeneutas que están lanzando huesos de aceituna en la dirección equivocada. No puede ser maquiavélico con esa cara de chico bueno de los maristas que nunca ha roto un plato de la vajilla cartujana de la abuela. A cara de bueno sólo le ganaErrejón, que además no se ha dejado barba. No es momento de batallitas ahora que la presidenta pretende convertir Madrid en destino turístico de bodas de lujo, la gran tarta blanca del mundo con el «Aranjuez mon amour» sonando a todo trapo. Es más, la presidenta y el alcalde deberían dar ejemplo casándose por lo político, aunque Isabel haya confesado que le gustan los «fofisanos» como Rusell Crowe y a Pepito (así le llama Esperanza Aguirre) le hayan asignado como novia ideal, entre otras, a Tamara Falcó, devota fan que le hace tartas de chocolate en Villa Meona. Por otro lado, Ayuso ha confesado a la prensa italiana que ella no se ve en la Moncloa. «Es probable que la primera presidenta sea una socialista», ha dicho. «Pero que sea hombre o mujer no es lo importante—remata—Estoy en contra de las cuotas, como Margaret Thatcher, aunque su liberalismo y el mío no son iguales. El mío es un espíritu liberal generoso, a lo Don Quijote». La aman en Milán y la temen en Génova: ¿»Matrimonio a la italiana» o «Muerte en Venecia»?