Isabel Pantoja, la “huerfanita” más desprotegida de Cantora

Se siente huérfana, sola y desprotegida. Isabel Pantoja confesó en “Sálvame” que lo está pasando tan mal que “me siento huérfana”, y seguro que no solamente se refiere a la muerte de su madre, sino también a la desaparición de su vida de su hijo Kiko.

La tonadillera, agobiada por las deudas, los problemas con Hacienda, las trifulcas con su “pequeño del alma”, los reproches de la quiosquera impagada, las presuntas discusiones con su hermano Agustín… no levanta cabeza y ha tenido que echar mano de ayuda profesional, es decir, de apoyo psicológico, para apaciguar sus miedos, que son muchos. En el fondo, el fuerte carácter que demuestra la cantante en público se torna en debilidad en los rincones oscuros de la finca.

Dicen que los gatos que merodean por la extensa propiedad son los únicos partícipes de su desgracia, de sus comeduras de coco, sus reproches a lo divino y lo humano… la relación con Agustín, cuentan los que saben de eso, se encuentra algo desgastada.

Los amigos ya no acuden como antes a “Cantora”, los pocos que le quedan, porque el resto se fueron quedando perdidos a lo largo del tiempo. Se entiende que se califique como una huérfana, de madre, de hijos, de amigos, de todo.