Comunidad de Madrid

Vamos a ver

La Razón
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No colaboro con el griterío. No hay que escandalizarse. Está escrito y firmado por los dos grandes partidos. José Ricardo Martínez, el líder de UGT en Madrid, no se hallaría en la situación que se encuentra de no haber mediado pacto y chanchullo entre el PSOE y el PP. Alcanzaron el acuerdo en 2009. En aquel año, no lejano y aún visible a través del retrovisor, Martínez era ya el martillo pilón que intentaba machacar la cabeza de Esperanza Aguirre. Porque la Presidenta de la Comunidad de Madrid es la que, en verdad, cabrea a los socialistas, comunistas, sindicatos y demás antigüedades. En premio a los insultos que el compañero Martínez dedicaba a Esperanza Aguirre se alcanzó el acuerdo. ¿Quién ha sido la principal responsable, remando a contracorriente, del nombramiento de Rodrigo Rato como Presidente de Cajamadrid, posteriormente Bankia? Esperanza Aguirre. ¿Quién ha insultado con mayor injusticia y grosería a Esperanza Aguirre? José Ricardo Martínez. ¿A quién acepta Rato como consejero de Bankia? Al insultador de la Presidenta que lo defendió. Mejunjes del PP y el PSOE detrás de las cortinas. Pero vamos a ver.

José Ricardo Martínez, el encendido compañero sindicalista, se manifestó vehementemente en defensa de la educación pública. Se cuenta que tuvo que abandonar una manifestación por un problema familiar. –Lo siento, compañeros, pero tengo que recoger a mis hijos en el colegio–; –¿Público?–; – no, no, privado–. José Ricardo Martínez, el encendido compañero sindicalista de UGT, le mandó un recado verbal al Gobernador del Banco de España de muy limitada cortesía: «¡Que se vaya a su puta casa!». Él es así. Mandaba a su puta casa, inocente casa, a quien ganaba menos dinero que él. Porque desde 2009, el encendido y gentil dirigente de UGT ingresaba, gracias a Rato, UGT, PSOE y PP como consejero de Bankia, más de 180.000 euros al año. Ahora forma parte del Complejo Cibeles, el negocio industrial de su Banco, e ingresa un poco más, por lo que se hace merecedor de nuestra más cordial enhorabuena.

¿Se manifestará el próximo domingo contra la Reforma Laboral el banquero que gana más de 180.000 euros al año? Es posible que sí, por cuanto se rumorea que los bancos que han recibido inyecciones de dinero público no podrán abonar a sus consejeros más de 100.000 euros al año. Por ello, a José Ricardo Martínez le sobran motivos para estar enfadado y seguir insultando, aunque no venga a cuento, a Esperanza Aguirre. Pero les voy a adelantar una intuición. Me parece que no va a asistir a la primera pruebita de calle movilizada.

Le pueden decir cosas los que acudan a manifestarse de buena voluntad y engañados por los dirigentes sindicales. Con la mejor intención, yo le recomendaría al encendido compañero Martínez que se quedara en su casa. En su casa sin calificativos, no en su «puta casa» como calificó a la de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el Gobernador del Banco de España que gana menos que él.

En tiempos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho estos desajustes éticos y estéticos no se daban. Todo el mundo es libre de llevar lo que quiera y comer donde le apetezca. Pero la estética manda. Ni Redondo llevaba un «Rolex» como Méndez, ni se reunía a comer en Zalacaín. Nicolás Redondo no hubiese admitido que su líder en Madrid cobrara 180.000 euros al año. Y lo del colegio de los hijos. Y lo de la grosería mantenida. Pero vamos a ver, también el PP es culpable de todo este tinglado. Los pactos del miedo.