Bolivia
El caos y la segregación se adueñan de Bolivia
El aeropuerto de La Paz se ha transformado en campo de batalla
Historias que recuerdan al pasado más oscuro de una Bolivia racista y complaciente con las clases pudientes. Es “la otra cara” de un sistema que regenta un presidente que aboga por la “supremacía aymara”, que busca perpetuarse en el poder. El país se ha convertido es un “espejo negro”, en “un apartheid” en versión andina donde de nuevo “collas y cambas” se enfrentan. Segregación, luchas de clases y desigualdad. “Un combo explosivo” con “mecha corta”.
El aeropuerto de La Paz se ha transformado en campo de batalla, una alcaldía devorada por llamas y gases lacrimógenos en los innumerables puntos de bloqueo instalados a lo largo del país.
Violencia y polarización
Son apenas algunas de las imágenes de violencia y polarización que se ven en Bolivia tras la realización de las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre, que dieron como ganador a Evo Morales y que son acusadas de fraudulentas por la oposición boliviana.
El pasado miércoles se vivió la jornada de mayor tensión y enfrentamientos y el saldo de la jornada fue de 90 heridos (algunos de gravedad) y un joven fallecido. Se trata de la tercera muerte desde que comenzaron las protestas, todas ellas del lado opositor.
Limberg Guzmán, de 22 años, fue atendido en diferentes centros de salud de la ciudad de Cochabamba (centro de Bolivia), pero no pudo ser reanimado después de que le fuera diagnosticada muerte cerebral.
Además un grupo de manifestantes incendió la alcaldía de la ciudad de Vinto, en Cochabamba, y se ensañó brutalmente con su titular, Patricia Arce Guzmán, del oficialista Movimiento al Socialismo. Una multitud asaltó el edificio municipal de Vinto, una ciudad de algo más de 60.000 habitantes, que fue incendiado antes de que sacaran a la fuerza a la alcaldesa.
Arce corría descalza por la calle entre empujones, hasta caer al suelo entre una multitud que gritaba "asesina". Fue arrastrada brutalmente a lo largo de casi 5 kilómetros.
La alcaldesa fue rociada con una pintura de color rojizo en el cuerpo, y le cortaron en pelo en plena calle, entre un griterío de grupos de gente, muchos de ellos jóvenes, con palos y piedras.
"Y si quieren matarme, que me maten", exclamó la alcaldesa ante las cámaras, rodeada por jóvenes que la sujetaban, con el rostro cubierto con mascarillas.
En el bando presidencial, están por su parte las poderosas organizaciones sindicales, obreras y campesinas, que defienden a Evo desde hace 14 años y están decididas a hacer respetar el cuestionado triunfo electoral del presidente para que gobierne hasta 2025.
El Alto, bastión quechua
En paralelo y en tono desafiante, el dirigente cívico de la ciudad más poblada de Bolivia, Santa Cruz, además de histórico bastión de los detractores de Morales, Luis Camacho, había anticipado que viajaría hasta La Paz con una carta de renuncia de Evo, redactada por el sector que dirige y para que fuera firmada por el presidente. Finalmente y tras un intento fallido, cumplió su promesa y aterrizó en el Alto.
El Alto es una ciudad de mayoría aymara –pegada a la Paz-, con más de un millón de habitantes y niveles de crecimiento poblacional que están entre los primeros de América Latina. Allí, Morales jamás perdió una elección y en la reciente votación obtuvo más del 50% de apoyo. La presencia de Camacho en la capital, quien se niega a abandonar la urbe hasta que no le reciba el presidente, solo aumenta la tensión.
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