Brexit
Cuenta atrás para el Brexit mientras Escocia aumenta la presión independentista
Reino Unido se prepara para poner fin a 46 años de relación con Europa. Boris Johnson asegura que el divorcio «está ya listo en el horno»
«El acuerdo con la UE ya está listo en el horno» decía este martes Boris Johnson en su discurso de Año Nuevo. Una frase ciertamente electoralista pero que describe muy bien el sentimiento de un primer ministro que disfruta ahora las mieles de un éxito que para muchos parecía ya desvanecerse, pero que tendrá su punto culmen este 31 de enero.
En menos de un mes, Reino Unido dirá adiós formalmente a una relación de más de 46 años. La firma del divorcio con la UE se hará efectiva tres años y medio después de que los británicos dijeran que el matrimonio no iba bien y que querían volver a probar suerte por su cuenta.
Mientras que Boris Johnson ya consiguió en octubre cerrar un acuerdo con el bloque, la siguiente tarea será cerrar las heridas abiertas dentro de la sociedad británica y por eso en su discurso de despedida del 2019 se refería como «amigos e iguales» a aquellos que no le mostraron su apoyo en las elecciones.
Pero aún queda trabajo por hacer y aunque los puntos principales de la Ley del Brexit ya fueron aprobados por el Parlamento hace dos semanas, todavía faltan algunos flecos que se espera se resuelvan en Westminster después del parón navideño los días 7, 8 y 9 de enero. A pesar de que la oposición parlamentaria considera que necesitaría algo más de tiempo para estudiar bien el Acuerdo de Retirada, Boris Johnson está seguro de que los puntos que quedan pendientes saldrán adelante antes del 31. La amplia mayoría lograda por los conservadores en las elecciones del 12 de diciembre despeja cualquier duda o temor a cambios bruscos de última hora.
Una vez Reino Unido haya completado su cometido y haya refrendado la ley al completo, ésta tendrá que ser ratificada por el Parlamento Europeo, algo que se producirá antes de que finalice el mes. Aunque las relaciones futuras tendrán que ser negociadas a contrarreloj durante este año, el Acuerdo de Retirada ya establece los principios del divorcio. Para empezar Reino Unido tendrá que saldar cuentas con la Unión, por lo que pagará alrededor de 45.000 millones de euros en varios plazos. Además, los derechos de los ciudadanos europeos en suelo británico –incluyendo los más de 240.000 españoles- serán respetados.
El tercer punto principal del acuerdo concierne a Irlanda del Norte, que en la práctica se mantendrá dentro de la unión aduanera y no tendrá una frontera física con la República de Irlanda. La frontera que sí tendrá que adaptarse algo más a las nuevas reglas de juego se encuentra en el Canal de la Mancha, y principalmente en un punto concreto: el puerto de Dover. Situado en una pequeña localidad costera al sureste de Inglaterra, es, sin embargo, el principal puerto de trasbordadores de Europa y cientos de miles de toneladas de mercancía pasan a través de él cada día.
Muchos negocios, tanto en Reino Unido como en la UE, dependen de las facilidades que ofrece este puerto para el traslado de mercancías de forma fluida y sin grandes interrupciones en la frontera. Algo que podría verse trastocado si los negociadores británicos y europeos no consiguen llegar a los acuerdos comerciales necesarios antes de final de 2020 y la salida abrupta volvería a escena.
Porque aunque en menos de un mes se oficialice el divorcio formal, aún tienen que definirse las futuras relaciones, no solo comerciales, y éstas deberán ser acordadas en apenas once meses. Aún existe la opción de que Reino Unido solicite prorrogar el periodo de transición hasta dos años más, pero Johnson incluyó una clausula en la Ley del Brexit para evitar que esto pueda suceder.
Mientras el primer ministro y el reforzado Partido Conservador van a disfrutar durante este mes de cada paso que queda por definir para el Brexit, con la seguridad de tener una supermayoría parlamentaria, los laboristas comenzarán su fase de reconstrucción tras la debacle electoral.
Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, ya anunció que dejará su cargo a principios de este año y los primeros candidatos comienzan a posicionarse ante unas primarias que se suponen complicadas ante el futuro bastante complejo que tiene el laborismo británico.
Pero quienes probablemente comiencen a ejercer mayor presión serán los nacionalistas escoceses (SNP). Su líder, Nicola Sturgeon, sabe que cuenta con el amplio respaldo que obtuvo en las elecciones de diciembre, y con una población que optó mayoritariamente por permanecer dentro de la Unión hace tres años y medio. Sturgeon aprovechó su mensaje de Año Nuevo para reivindicar el derecho a decidir. Empieza un año clave para el nacionalismo escocés que celebra el 700 aniversario de la Declaración de Arbroath, por la cual Escocia se declaró como estado independiente y soberano.
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