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Elecciones en EE UU: socialistas, abstenerse

Ni mujer, ni musulmán, ni homosexual. Si hay algo que no perdonan los estadounidenses en una cita electoral es que el candidato a presidente sea socialista. ¿Logrará Bernie Sanders romper la maldición?

La valla de seguridad del acceso Norte de la Casa Blanca
La valla de seguridad del acceso Norte de la Casa Blancalarazon

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Ni el infarto que sufrió el pasado otoño, ni el hecho de que esté a punto de cumplir 80 años parecen ser los principales obstáculos para que el demócrata Bernie Sanders logre llegar a la Casa Blanca (si es que se hace con la nominación de su partido). Hay un lastre que pesa un quintal y del que no tiene ninguna intención de desprenderse, es más, hace gala de ello a cada ocasión que se le presenta. Se trata de la etiqueta de «socialista», un calificativo anatema en la política estadounidense que el veterano Bernie se empeña en exhibir. Y es que, según una encuesta hecha pública por Gallup a principios de febrero, en EE UU un presidente puede ser mujer, negro, homosexual, católico e, incluso, musulmán, pero lo que no se le perdona es que sea, y sobre todo que se declare, socialista. Eso ya son palabras mayores.

Para entender la magnitud del rechazo popular de los americanos a todo lo que huela a socialismo, baste compararlo con la oposición a un líder que sea, por ejemplo, ateo, en un país en las antípodas del laicismo europeo y entregado a la religión y la divina providencia en todos los ámbitos de la vida, desde la política a los medios de comunicación. Pues bien, un 60% afirma en el citado sondeo de Gallup que votaría por alguien que no creyera en ningún dios mientras que a un socialista solo lo apoyaría en las urnas un 45%. Nótese, además, que este porcentaje ha perdido dos puntos respecto de la misma encuesta hecha hace cinco años, con lo que puede decirse que la aversión a todo lo socialista va en aumento.

Es en este contexto tan adverso para él en el que el animoso Bernie pretende mudarse a la Casa Blanca. Quizá porque los demócratas temen esa alergia socialista, el veterano senador por Vermont se ha estrellado contra todo pronóstico en el Supermartes, las primarias que acaban de celebrar 14 estados. El exvicepresidente Joe Biden le está cogiendo la delantera. Es católico y en su haber no hay ninguna declaración en apoyo a dictaduras trasnochadas como la cubana o el sandinismo nicaragüense.