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Bielorrusia

Los bielorrusos recaudan dinero para frenar el virus ante el negacionismo de su presidente

Lukashenko niega que haya muertos en el país por el coronavirus, que crece por encima del 10% diario. Ha pasado de 351 casos a 4.204 en doce días

Orthodox Palm Sunday amid coronavirus pandemic in Minsk
Fieles en un acto religioso en Minsk, en BielorrusiaTATYANA ZENKOVICHEFE

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, milita en el grupo de dirigentes que minimizan el peligro del coronavirus, junto a Jair Bolsonaro en Brasil y Daniel Ortega en Nicaragua. Desde el inicio de esta crisis se ha pronunciado en contra de lo que él llama “psicosis” provocada por la pandemia e insiste en que los enfermos que hay en Bielorrusia murieron víctimas de “un ramillete de afecciones crónicas”. “Los especialistas de la OMS lo comprobaron ellos mismos. Se trata de insuficiencias cardíacas y respiratorias. Y diabetes”, subrayó.

Hace unos días volvió a insistir al decir que en su país “ni una sola persona” ha muerto de coronavirus. “La gente tiene miedo. Por eso, les digo lo siguiente: en nuestro país no ha muerto ni una sola persona de coronavirus. ¡Ni una sola!”, dijo. En cambo, según el Ministerio de Sanidad de Bielorrusia, 40 personas han muerto de la COVID-19 y otras 4.204 se han visto infectadas en un país con una población de 9,5 millones de personas. La pandemia se extiende con una gran rapidez. El 3 de abril había 351 inectados. Ayer eran 4.204.

En Bielorrusia apenas se han tomado hasta ahora medidas de distanciamiento social y la vida cotidiana sigue su curso, con colegios abiertos y eventos masivos en marcha, como la liga de fútbol, el único país en Europa donde no se ha suspendido. Pero el miedo existe entre la gente, desconfiada de la información oficial. Morcú cerró la frontera con Bielorrusia hace más de un mes y Lituania ha sido crítica con la normalidad con que las autoridades locales se han tomado el peligro de contagio.

En los últimos días varias organizaciones civiles han comenzado una campaña para recaudar dinero para comprar equipos médicos y de protección sanitaria para los trabajadores de los hospitales del país. Muchos voluntarios. The Guardian citra el caso de Andrej Stryzhak, quien ha creado el grupo #bycovid19 de “crowdfunding” ante el temor a que la pandemia siga creciendo al veloz ritmo actual, superior al 10%.

Además de poner en duda los diagnósticos de los médicos de cabecera que escriben COVID-19 en sus informes, Lukashenko aseguró que en Bielorrusia han encontrado “una combinación de medicinas para salvar gente”, por lo que llamó a los enfermos a “no bajar los brazos”. A su vez, se mostró categóricamente en contra del uso de mascarillas en el campo y también de la compra a precios desorbitados de equipos, sean batas o respiradores, que pueden producirse en el país.

“Oigan, creo que ya nos hemos excedido con esto de las mascarillas. Ayer yo circulaba por la región de Minsk. Yo mismo al volante. La gente va al campo. Y va una persona, sola y con la mascarilla en la cara. Quítate la mascarilla y respira aire puro”, comentó. “Si estás en la ciudad, donde hay una gran cantidad de gente, mucha y andas una o dos horas. ¿Pero para qué va en medio de los árboles con mascarilla? Hemos puesto nerviosa a la gente. ¿De qué protege la mascarilla a la gente en los campos?”, se preguntó.

La OMS, cuya delegación realizó la pasada semana una visita de inspección al país, llamó el sábado a Bielorrusia a introducir nuevas medidas para frenar la propagación del virus, aduciendo que el país está entrando en una nueva fase de la propagación de la pandemia en su territorio. Entre otras cosas, llamó a las autoridades a aumentar las medidas de aislamiento y realizar un mayor número de test, y a los bielorrusos a respetar la distancia de seguridad para evitar el contagio.

La oposición bielorrusa ha criticado a Lukashenko por no tomarse en serio el coronavirus y advierte que la situación epidemiológica es mucho más grave de lo que indican las cifras oficiales. Acusan a Lukashenko, en el poder desde 1994, de priorizar la economía nacional y las elecciones presidenciales, que deben celebrarse antes de finales de agosto -aún no hay fecha oficial- y a las que se presentará a la reelección.EFE