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Trump congela las «green cards» por su «America first»

Restringe la visas a los trabajadores extranjeros hasta finales de año para proteger el mercado laboral nacional golpeado por la pandemia

Donald Trump
El presidente Donald Trump muestra una foto del muro que quiere levantar entre México y EE UU en un acto público en Yuma (Arizona)Evan VucciAP

Donald Trump ha ordenado paralizar la concesión de muchos de los visados de trabajo para extranjeros. Las suspensiones, en principio previstas hasta final de año, engloban las visas H-1B llamadas a cubrir puestos de trabajo en sector esenciales como el tecnológico, y las H-2B, diseñadas para distintos tipos de trabajadores temporales. Otros programas de visado afectados por la medida son los de intercambio cultural, J-1, los concedidos a los cónyuges de titulares de estas tarjetas y los visados de tipo L.

La única excepción tiene que ver con los visados H-2B y los trabajadores del campo y la pesca, es decir, sectores siempre urgidos de los servicios de una mano de obra no cualificada, proveniente por regla general de México y Centroamérica. Pero no los servicios en restaurantes, hoteles, etc. Se libran los trabajadores que hayan aplicado y estén ya en territorio estadounidense o quienes ya habían conseguido su visa.

El terremoto laboral, de amplio calado, tiene mucho que ver con la crisis, pero también con las elecciones de noviembre. La Casa Blanca lo justifica citando las turbulencias y tensiones provocadas por la pandemia en el mercado laboral. Por más que en muchos casos los trabajadores extranjeros que acceden a este tipo de visados llegan para cubrir plazas donde la demanda de ciertos perfiles no puede cubrirse con la oferta del mercado nacional.

La medida extiende el plazo de dos meses, que entró en vigor en abril, por el que el Gobierno congelaba los visados. El argumento es que salvará hasta 525.000 puestos de trabajo para los estadounidenses. La realidad es que, por mucho que el desempleo haya alcanzado cifras no vistas desde la Gran Depresión, la mayoría de estos puestos quedará vacante.

El cerebro detrás de la idea es el consejero de la Casa Blanca, Stephen Miller. Robert Law, jefe de política y estrategia para los Servicios de Ciudadanía e Inmigración, también habría ayudado. En abril, cuando anunció el primer congelamiento, Trump escribió en Twitter que «a la luz del ataque del enemigo invisible, así como la necesidad de proteger los trabajos de nuestros grandes ciudadanos estadounidenses, ¡firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración a EE UU!». La medida fue discutida durante días, y hubo voces contrarias entre los consejeros de seguridad nacional.

La medida no parece haber complacido a los gerifaltes de las grandes empresas tecnológicas, empeñados desde hace años en que EE UU amplíe las facilidades y cuotas para los trabajadores extranjeros altamente cualificados. Tim Cook, CEO de Apple, no ha maquillado su decepción. «Al igual que Apple», ha escrito, «esta nación de inmigrantes siempre ha encontrado fortaleza en nuestra diversidad y esperanza en la promesa duradera del sueño americano. No hay nueva prosperidad sin ambos. Estoy profundamente decepcionado por el anuncio».

Sundar Pichai, CEO de Google y Alphabet, él mismo un inmigrante, comentó que «la inmigración ha contribuido enormemente al éxito económico de EE UU, convirtiéndolo en un líder mundial en tecnología, igual que ha hecho de Google la empresa que es hoy. Estoy decepcionado por el anuncio. Continuaremos apoyándonos en los inmigrantes y trabajando para expandir las oportunidades para todos».

Hace dos meses un alto funcionario del Gobiernocomentó a los periodistas que la orden relativa a la inmigración formaba parte de un plan de amplio espectro, y que «el presidente Trump se está enfocando en hacer que los estadounidenses vuelvan a trabajar lo más rápido posible después de haber sufrido este golpe a nuestra economía».