Estados Unidos
Correos, el nuevo campo de batalla
El presidente de Estados Unidos agita el fantasma del fraude. Nancy Pelosi ha anunciado que la Cámara de Representantes interrumpirá sus vacaciones para abordar la crisis del Servicio Nacional Postal
Estados Unidos nunca tendrá unas elecciones limpias o un presidente sin mácula si se permite el voto masivo por correo. Al menos eso es lo que opina el presidente, Donald Trump, que prosigue su guerra contra un mecanismo habilitado por la Constitución.
De hecho el voto por correo parece la única alternativa allí donde las tasas de positivos por la covid-19superan el 10% y, en general, en un momento en el que muchos ciudadanos, especialmente los mayores, preferirían no votar antes que arriesgar un posible contagio. Durante su entrevista con la cadena Fox, Trump dijo que «si optan por este envío universal por correo enviarán decenas de millones de papeletas a todos, incluidos sus perros. Los perros las están recibiendo bien, las personas que han estado muertas durante 25 años también las reciben». De permitirse, añadió, estaríamos ante «la mayor estafa de todos los tiempos».
La guerra de la Casa Blanca contra los votos por correo, empero, no parece estar fundamentada en evidencias de ningún tipo. No está nada claro que el voto a distancia perjudique o beneficie a ninguno de los dos grandes partidos. Tampoco hay evidencias de que en el pasado el voto por correo haya generado las condiciones para un fraude electoral ni remotamente significativo.
Pero es una constante en el discurso del actual presidente insistir en que EE UU está amenazado por corrientes oscuras, que buscan subvertir y manipular los comicios, y que el correo podría desempeñar un papel importante. Una visión sombría, que no comparten aliados tan esenciales como el presidente de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. Un peso pesado en Washington. Fundamental tanto en las resonantes victorias republicanas a la hora de conseguir el nombramiento de nuevos jueces como en el turbulento y victorioso asunto del «impeachment», que naufragó y, sobre todo, fue desactivado políticamente al llegar al Senado.
Pero Trump insiste en que podría dejar caer el Servicio Nacional de Correos, una de las instituciones más veneradas del país, antes que ceder. Los demócratas, por su lado, planean aprobar una inversión de hasta 25 mil millones de dólares para restañar un servicio completamente desarbolado por la crisis de la covid-19. El escándalo es incluso mayor porque algunos miembros del Congreso acusan a la Administración Trump de estar boicoteando a propósito correos para precipitar su caída. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció que ese órgano interrumpirá esta semana sus vacaciones para abordar la crisis financiera del Servicio Postal y la intención de Trump de sabotear el voto por correo.
En una prueba más de que la campaña electoral está ya en plena marcha, el ex presidente Barack Obamase lanzó el fin de semana a la arena política para criticar a Trump “por estar más preocupado por la supresión del voto que por la supresión del virus” causante de la pandemia.
El ex presidente demócrata defendió el papel de Servicio Postal, que el jueves Trump dijo que no financiará con nuevos fondos de emergencia, como proponen los demócratas, porque serviría, precisamente, para asegura que el voto por correo puede realizarse con garantías durante las elecciones generales.
Trump reiteró que no va a acceder a que se aprueben 25.000 millones de dólares en fondos para el Servicio Postal y otros 3.600 millones para las elecciones porque se utilizarían para voto por correo, que él afirma que es fraudulento, pese a que él lo ha solicitado para votar en Florida, donde está registrado.
El Servicio Postal ha empezado a enviar avisos a 46 estados, entre ellos territorios claves en la puja electoral como Florida, Michigan o Pensilvania, porque no puede garantizar que sea capaz de procesar votos para su conteo a tiempo, según informó el fin de semana “The Washington Post”.
Trump ha repetido varias veces que el voto por correo es fraudulento, ya que cualquiera puede suplantar la identidad del votante y porque el sistema de correos es deficiente.
No obstante, expertos y autoridades estatales aseguran que es casi imposible suplantar la identidad o falsificar el voto, mientras que sí se han dado casos este año de votos válidos no contabilizados por la alta demanda del voto no presencial.
Algunos estados esperan un aumento del voto por correo 10 veces superior al habitual y el director del Servicio Postal, Louis DeJoy, un donante de la campaña de Trump nombrado en junio por el mandatario para este puesto, está ejecutando un plan de recortes que podría afectar a centenares de máquinas que automatizan el correo y que son vitales para procesar votos.
Mientras tanto, el estado de Nueva Jersey anunció el fin de semana que se suma a otros ocho estados que tendrán voto por correo universal (todo el mundo recibe su papeleta en el buzón) en las elecciones de noviembre, con lo que esperan que la mayor parte del voto se haga si tener que ir al colegio electoral, evitando así exponerse a la COVID-19, que ha dejado más de 171.000 muertos en el país, más que México y Brasil juntos.
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