Cuerno de África
Etiopía rechaza la “injerencia” de la comunidad internacional en el conflicto civil
La ONU manifestó su preocupación de que se produzcan posibles crímenes de guerra
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, aseguró este miércoles que su país rechaza “cualquier injerencia” de potencias externas en sus asuntos domésticos y pidió a la comunidad internacional que respete “el principio fundamental de no intervención” en el conflicto armado que mantiene en la región norteña de Tigray.
"Si bien valoramos y entendemos el interés de la comunidad internacional de ayudar en las operaciones de establecimiento del orden en curso, también nos gustaría subrayar que ello debe suceder de acuerdo con el Derecho Internacional", detalló el mandatario en un comunicado oficial, a pocas horas de que se cumpla esta noche el ultimátum de 72 horas que dio a la región disidente para rendirse.
"Esto significa en primer lugar y ante todo, que la comunidad internacional debería mantenerse a un lado hasta que el Gobierno de Etiopía le haga saber sus peticiones de asistencia", concluyó.
Ayer, la ONU manifestó su preocupación de que se produzcan posibles crímenes de guerra durante la tentativa de toma militar de Mekele -capital de Tigray- anunciada el domingo por Abiy, y exigió a las autoridades etíopes que hagan todo lo posible para proteger a sus más de 400.000 residentes.
A su vez, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas abordó este martes por primera vez la situación en Tigray, con una discusión a puerta cerrada solicitada por los países europeos.
Durante la cita, países como Alemania y Bélgica urgieron a un cese de las hostilidades, a apostar por una solución diplomática y a facilitar acceso a los servicios humanitarios para que puedan asistir a los civiles.
Más de 40.000 refugiados ya han cruzado al este de Sudán desde Etiopía en tres semanas de conflicto armado, desde que el pasado día 4 de noviembre Abiy movilizara a las fuerzas etíopes contra el rebelde Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), partido que gobierna esta región.
De acuerdo con la Comisión Etíope de Derechos Humanos (EHRC), al menos 600 civiles -la mayoría de las etnias amhara y wolkaits- fueron asesinados solo el pasado 9 de noviembre en un ataque perpetrado por fuerzas leales al TPLF en la localidad tigriña de Maikadra, en una masacre que podría constituir “crímenes de lesa humanidad y de guerra”.
Tigray, región fronteriza con Eritrea y Sudán, sigue aislada y con las telecomunicaciones cortadas desde el inicio de esta ofensiva, orquestada en represalia por el supuesto ataque del TPLF a una base del Ejército etíope en la región a principios de noviembre. EFE
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