Europa

Tercera ola

Las aglomeraciones en el «Black Friday» alarman a Italia

El Gobierno mantendrá el toque de queda nocturno y el cierre temprano de la hostelería durante las Navidades

Personal médico trata a un enfermo de covid-19 en un hospital de Génova (Italia)
Personal médico trata a un enfermo de covid-19 en un hospital de Génova (Italia)LUCA ZENNAROEFE

Una marea de gente acudió puntual al imperativo del consumo este fin de semana. En Roma, la gente hacía cola para poder entrar en las tiendas y llevarse la última oportunidad del «Black Friday», que más que el viernes, ya alcanza todos los días de la semana. Y en Milán, algunos decían sentirse felices por esperar dos horas su turno frente al escaparate. Había ganas especialmente allí, ya que han pasado más de tres semanas confinados, bajo la recomendación de no salir de casa y con las tiendas no esenciales cerradas.

El cerrojazo realmente no fue tal, pues la gente seguía saliendo y no todos los negocios echaron la persiana. Pero las cifras han bajado y varias regiones han pasado del rojo al naranja, que indica un riesgo medio-alto de contagios, con lo que la tentación de acudir a las zonas comerciales era demasiado fuerte.

Milán y Turín fueron las dos grandes ciudades desconfinadas este domingo y en ambas ocurrió lo mismo. El presidente de Piamonte, la región a la que pertenece Turín, Alberto Cirio, dijo que las aglomeraciones del día anterior eran «inaceptables» y que pediría una intervención urgente al Gobierno «para no volver a la situación del verano».

Por el momento, las autoridades locales han recurrido a vigilantes de seguridad privados para controlar los accesos al centro de las ciudades. El Ministerio del Interior también prepara una circular que podría introducir un aforo máximo en determinadas calles. Mientras todo esto ocurría, los fallecidos por coronavirus eran ayer 672 y la semana pasada se pasó en un par de ocasiones de los 800.

Contagios a la baja

Los contagios y la presión en los hospitales ya han comenzado a bajar, pero Italia entró más tarde en la segunda ola y las cifras siguen siendo muy altas. En Lombardía y Piamonte, que han pasado de las llamadas «zonas rojas» a «naranja», la incidencia sigue por encima de los 1.000 positivos por cada 100.000 habitantes.

La ocupación de pacientes covid en las UCI en esas regiones se mantiene por encima del 60% y el número de infectados sigue marcando niveles elevados. El norte de Italia ha vuelto a concentrar en esta segunda ola el mayor número de casos de coronavirus, con la diferencia de que esta vez el sur tampoco se ha librado.

Calabria, en el empeine de la bota, también ha estado en situación crítica con menos infectados, pero sin apenas recursos para tratarlos. La región se encuentra bajo tutela del Estado y en los últimos días ha nombrado al cuarto comisario para gestionar la sanidad en un mes.

Por todo esto, ayer, cuando comenzaron a circular imágenes de las compras en diferentes ciudades del país, el dique de contención formado por virólogos y autoridades sanitarias comenzó a mandar mensajes de alarma. Hubo casi una competición por ver quién mostraba mayor cautela. Agostino Miozzo, coordinador del comité científico para el coronavirus, dijo que «es difícil decirle a la gente que no se puede permitir un poco más de ‘vida’ y que hay que mantener las reglas, pero es que la alternativa sería otro confinamiento». El viceministro de Sanidad, Pierpaolo Sileri, fue más allá y afirmó en una entrevista en «La Stampa» que más aperturas significaría «una nueva masacre».

El Gobierno de Giuseppe Conte debe aprobar un nuevo decreto –entre hoy y mañana– que regule cómo serán las Navidades, aunque la premisa es mantener la mayoría de las medidas vigentes. El ministro de Asuntos Regionales, Francesco Boccia, ya ha anticipado que se mantendrá el toque de queda en todo el país a partir de las diez de la noche

Fuentes de Sanidad añaden que se prohibirán los desplazamientos entre regiones, aunque tengan un índice bajo de contagios y se plantea también una cuarentena obligatoria para quienes regresen del extranjero en esas fechas. Los bares y restaurantes seguirán cerrando a las seis de la tarde y los días festivos no podrán abrir.

El debate en Italia también se centra si en las cenas podrá haber seis u ocho comensales y, además, habrá que adelantar la Misa del Gallo para que no coincida con el toque de queda.

Las únicas concesiones beneficiarán a las tiendas, ya que se espera que se amplíe su horario de apertura y que los centros comerciales puedan reabrir los fines de semana, ya que hasta ahora se mantienen cerrados.

Todo esto contrasta con las exigencias de las regiones alpinas, gobernadas mayoritariamente por la derecha, que presionan para que vuelvan a la actividad las pistas de esquí. Todo el sector se ha puesto en pie de guerra contra el Gobierno, ya que en otros países como Suiza se permite la práctica de este deporte.