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China aplasta a la oposición democrática con más de 50 detenciones en Hong Kong

La Policía evoca la Ley de Seguridad Nacional de Pekín para lanzar la acusación de “subversión” al poder estatal

Rueda de prensa del movimiento democrático en Hong Kong tras los arrestos masivos del día de Reyes
Rueda de prensa del movimiento democrático en Hong Kong tras los arrestos masivos del día de ReyesVincent YuAP

La ex parlamentaria Claudia Mo. El académico Benny Tai. El localista Eddie Chu. El activista Lester Shum. O la sindicalista Carol Ng. Estas son tan solo algunas de las más de cincuenta figuras que ayer fueron apartadas de la escena política hongkonesa. Amparándose en la ley de seguridad nacional, la Policía de la ciudad detuvo a este nutrido grupo de activistas pro democracia bajo la acusación de “subversión” al poder estatal.

Según las autoridades, los detenidos habrían infringido dicha norma al haber organizado o participado en las elecciones primarias informales que se celebraron el verano pasado con el fin de crear un bloque unificado que pudiera competir con la bancada pro Pekín en el Parlamento.

Con la vista puesta en las elecciones legislativas de septiembre, aquellos comicios en los que participaron cerca de 600.000 personas -casi un 10% de la población- buscaban lograr una mayoría de 35 diputados. Con ella, el bando prodemocrático hubiera recabado el poder suficiente para bloquear la aprobación de los presupuestos o retrasar mociones en el Parlamento, lo que hubiera significado la paralización de las políticas del Gobierno de la ciudad -aliado de Pekín-, e incluso haber forzado la dimisión de la jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam.

Ante semejante desafío y la posibilidad de que la situación se revirtiera, Lam advirtió entonces que sus planes podían chocar con la recién implantada ley, y en un golpe de gracia se pospusieron las elecciones esgrimiendo los peligros del coronavirus. Ayer, se materializaba su advertencia con el mayor ataque contra la oposición desde que se impuso la normativa. Una limpia en toda regla para que nada ni nadie se interponga en los deseos de Pekín a la hora gobernar la ex colonia británica.

Protesta en las redes sociales

Las redes sociales echaban humo. A las 7:00 de la mañana, Ng Kin-Wai, representante del distrito de Yuen Long, retransmitía en directo su propio arresto. “Tu objetivo era vetar los presupuestos y las iniciativas legales para forzar la dimisión de la jefa del Ejecutivo”, se escuchaba explicar al agente que lo arrestaba, quien también mencionó un artículo escrito por varios de los acusados titulado “Diez pasos para conseguir daño colateral real”.

Según explicó el secretario para la Seguridad hongkonés, John Lee, el texto era “un plan de destrucción mutua de 10 pasos, con el que pretendían llevar a cabo disturbios masivos en las calles, junto con otras acciones para paralizar la sociedad, además de sanciones internacionales”. Además, Lee insistió en que los arrestos eran necesarios porque los activistas buscaban “derrocar o interferir seriamente en el cumplimiento de los deberes legales del gobierno (local)”.

Redada en un diario

La operación de ayer se complementó con la visita de la Policía a las oficinas del diario Apple Daily, un diario que siempre ha estado del lado del movimiento antigubernamental, y de los digitales Stand News e InMedia. La razón: ”Buscar documentos relacionados con la seguridad nacional” porque dichos medios colaboraron en la organización de foros electorales para los candidatos que se presentaron a las primarias e incluso publicaron anuncios de los candidatos.

Tampoco se olvidaron del político y activista ya encarcelado Joshua Wong, en cuya cuenta de Twitter informaron de que su casa había sido registrada por su participación en aquellas primarias. Ni de las oficinas del bufete de abogados Ho Tse Wai, un grupo que ha ofrecido servicios en numerosas ocasiones a políticos de la oposición.

La represión genera resistencia

Pekín no se dejó nada en el tintero y quiso poner de manifiesto que en los planes que tiene para la ciudad no hay lugar para la oposición. Para ello se está sirviendo de una ley de seguridad nacional que persigue los delitos de secesión, subversión, colusión con fuerzas externas y terrorismo bajo penas de hasta cadena perpetua para los casos más graves. Una norma que según dijeron solo afectaría a los casos más radicales o violentos, y que por el contrario está acabando con todas las figuras más prominentes del panorama político prodemocrático de la ciudad.

Por eso, organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch ya han alzado la voz y advertido de que este no será el final. “Una vez más, Pekín no ha aprendido de sus errores en Hong Kong: que la represión genera resistencia y que millones de habitantes de Hong Kong persistirán en su lucha por su derecho a votar y postularse para un gobierno elegido democráticamente”, afirmó Maya Wang, una de sus investigadoras en la región.