Crisis de desabastecimiento

Johnson envía al Ejército a distribuir combustible

No cabe duda que la pandemia ha creado un grave problema de falta de mano de obra en Reino Unido

No en vano, en ningún otro país se ha tenido que desplegar de momento a los soldados para realizar las labores que corresponden a los transportistas.
No en vano, en ningún otro país se ha tenido que desplegar de momento a los soldados para realizar las labores que corresponden a los transportistas.DPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El despliegue del Ejército para abastecer a las gasolineras de Reino Unido ante la falta de transportistas, desde luego, no es la mejor imagen de triunfo con la que había soñado Boris Johnson tras el Brexit. El «rockstar» de la causa euroescéptica se encuentra esta semana en Manchester, donde se celebra el congreso anual del Partido Conservador británico. Se suponía que debía ser una cita especial. Después de que el año pasado el coronavirus obligara a organizarlo de manera online, esta era la primera ocasión que el «premier» podía reunirse con las bases tras la mayoría absoluta conseguida en las elecciones generales de 2019. Pero la nueva «Global Britain» se encuentra ahora en caos. Falta combustible. Pero también comienzan a escasear los alimentos en los supermercados y los medicamentos en la farmacias de la isla.

No cabe duda que la pandemia ha creado un grave problema de falta de mano de obra en toda Europa y Estados Unidos. Pero, en el caso de Reino Unido, la salida de la Unión Europea y la nueva política de inmigración, que pone fin a la libertad de movimiento, ha agravado considerablemente la crisis.

No en vano, en ningún otro país se ha tenido que desplegar de momento a los soldados para realizar las labores que corresponden a los transportistas. En Reino Unido, se calcula que hay un déficit de 100.000 camioneros. La gran mayoría de los que había antes del Brexit eran de Europa del Este y muchos han decidido volver ahora a sus países de origen.

Tras más de diez días de pánico y de incluso enfrentamientos violentos en las largas colas formadas en las estaciones de servicio, Downing Street activó ayer la «Operación Escalin» para que alrededor de 200 soldados se pongan ahora al frente de los camiones cisterna.

El Gobierno de Johnson insiste en que tiene reservas suficientes de combustibles. Y no miente. El problema es que no tiene manera de llevarlo desde las refinerías hasta las gasolineras. La situación ha mejorado en los últimos días en Escocia y Gales, pero persisten los problemas en Londres y el sureste de Inglaterra, donde más de un 20% de las estaciones están cerradas, según la Asociación de Gasolineras Minoristas británica (PRA, en inglés). La industria reclamaba medidas urgentes al Ejecutivo desde que el pasado 23 de septiembre la petrolera BP anunciara los primeros cierres de surtidores. Son muchos los que consideran que el Ejército se ha desplegado demasiado tarde. Pero lo cierto es que los soldados llevan una semana recibiendo la formación especializada para poderse poner ahora a conducir los camiones con combustible. La empresa Hoyer, que se encarga de la distribución a las gasolineras de BP, ha formado ya a 65 soldados del Tercer Regimiento de Apoyo Logístico del Ejército británico, y en los próximos días se incorporarán otros 135 militares al operativo, 100 de ellos conductores.

La «Operación Escalin» fue diseñada originariamente para lidiar con eventuales faltas de suministro en caso de que Reino Unido abandonara la UE sin acuerdo comercial. El pacto se selló finalmente in extremis en el último momento. Pero eso no ha impedido el caos.

El sector del transporte ve insuficientes los 5.000 visados temporales hasta Navidades anunciados la semana pasada por Boris Johnson para facilitar la contratación de transportistas extranjeros. Con todo, el «premier» se muestra reticente a conceder más permisos y recalca que la industria debe incrementar sus esfuerzos para captar a más empleados locales. «Lo que hay que hacer es que el trabajo sea más atractivo» y ofrecer «salarios más altos», afirmó ayer el primer ministro. «Queremos que haya trabajos cualificados y con sueldos altos. Las empresas lo están haciendo muy bien al invertir en programas de formación. Es el camino que debe seguir Reino Unido», dijo el líder «tory», que durante el pasado fin de semana admitió que el país atraviesa un «periodo de ajuste» tras el Brexit. La presidenta de las cámaras de comercio británicas, Ruby McGregor-Smith, urgió ayer a incrementar el número de visados para que trabajadores extranjeros puedan cubrir vacantes en el mercado británico durante al menos los próximos dos años. «Afirmar que vamos a ser una economía de empleos cualificados y con altos salarios es una gran aspiración, pero eso tomará tiempo y la transición es un reto», afirmó.

La crisis del transporte ha golpeado asimismo a sectores como la alimentación, que anticipa problemas de cara a la campaña navideña. Los productores de carne ya han alertado de que pueden tener dificultades para abastecer a los supermercados de productos superdemandados esa época como pavo y cerdo en los próximos meses.

La Asociación Nacional del Porcino (NPA, en inglés) ha avanzado además que cerca de 120.000 cerdos pueden ser sacrificados e incinerados en las próximas semanas ante la falta de personal cualificado en los mataderos.

La consejera delegada de la NPA, Zoe Davies, afirmó que la industria está acelerando la automatización en sus plantas, si bien la mano de obra en las fábricas continuará siendo necesaria. «Hay que mantener y vigilar las máquinas que hacen el trabajo en esas plantas. Todavía necesitas a trabajadores en esos puestos, no se puede automatizar por completo», sostuvo.

Por su parte, una de las patronales farmacéuticas de Reino Unido, la AIMP, señala que a pesar de algunos retrasos en entregas y el «estrés en la cadena de suministros», los pacientes han podido recibir hasta ahora las medicinas necesarias. Con todo, reclama al Gobierno británico que diseñe planes de contingencia «robustos» para asegurar las entregas si continúa la crisis en el transporte. La utilización de las Fuerzas Armadas evidencia hasta qué punto la situación se ha escapado al control del Número 10.