“Rusia espera firmemente preservar a Bielorrusia bajo su control económico, político y militar”

La tensión en la frontera entre Polonia y Bielorrusia no cesa. Ayer, la Unión Europea acusó directamente al mandatario bielorruso, Aleksander Lukashenko, de montar un “ataque híbrido”. Bruselas se plantea ampliar las sanciones contra Minsk, mientras que Rusia ha demostrado que se posiciona junto a Bielorrusia en este conflicto. Ante la escalada de tensión en la frontera oriental de la UE, preguntamos al experto Andrei Yeliyeseu sobre esta polémica crisis migratoria. Yeliyeseu, que es el director de investigación en el Centro de Investigación de Estados Euroasiáticos en Transición (EAST Center) -un “think tank” centrado en estudios postsoviéticos y de Europa del Este-, explica a LA RAZÓN que duda de que “las sanciones de la UE sean capaces de cambiar rápidamente la política de Lukashenko”.

¿Cómo pueden Polonia y la UE luchar contra esta “guerra híbrida”?

Hasta ahora, Polonia y otros dos países vecinos de la UE (Letonia y Lituania) están utilizando los siguientes métodos para restringir el aumento de los flujos migratorios irregulares a través de Bielorrusia

Reforzar las fronteras como tales colocando alambre de espino, estacionando más patrullas fronterizas, etc., e intentar influir en los países de los que proceden la mayoría de los inmigrantes irregulares para que disminuyan o detengan el tráfico aéreo hacia Bielorrusia. Al parecer, a raíz de estos esfuerzos, la semana pasada se cerraron los consulados bielorrusos en las ciudades iraquíes de Erbil y Bagdad. Como medio de castigo por la instigación deliberada de la migración irregular, los países de la UE también defienden la imposición de sanciones más graves contra el régimen bielorruso en el ámbito de la UE.

Rusia ha enviado dos bombarderos estratégicos con capacidad nuclear para patrullar el espacio aéreo bielorruso, ¿por qué el presidente Vladimir Putin tiene que mostrar su apoyo a Aleksander Lukashenko? ¿Es Bielorrusia vital para Rusia?

Bielorrusia ocupa un lugar especial en la mitología e ideología históricas rusas: desde la época imperial rusa, el mito sobre el llamado pueblo ruso trino, formado por rusos, ucranianos y bielorrusos, se ha utilizado activamente en los libros históricos rusos y sigue siendo compartido por muchos en los círculos políticos rusos. Además, Bielorrusia es importante para Rusia desde el punto de vista militar. De ahí que los dirigentes rusos esperen firmemente preservar a Bielorrusia bajo su control económico, político y militar. Para asegurarse de ello y para evitar cualquier riesgo derivado de un eventual nuevo liderazgo bielorruso, Rusia se apresuró a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales amañadas de 2020 en Bielorrusia y le proporcionó un apoyo político, económico e informativo que le salvó la vida tras los innovadores acontecimientos políticos de agosto de 2020. Según algunas estimaciones, el 16 de agosto de 2020 hasta 500.000 bielorrusos protestaron en todo el país (9,2 millones), lo que convierte las protestas bielorrusas en las más masivas de la historia europea reciente.

Por otro lado, la UE está considerando la posibilidad de imponer sanciones para castigar a Minsk por lo que denomina una crisis creada artificialmente. ¿Detendrán las sanciones este tipo de “chantaje”?

Dudo que las sanciones de la UE sean capaces de cambiar rápidamente la política de Aleksander Lukashenko, aunque la magnitud de las sanciones ya es bastante impresionante desde junio de 2021, a pesar de que la UE aún no las ha extendido a los contratos comerciales ya en funcionamiento en las esferas del petróleo y la potasa. Por razones políticas, Lukashenko puede considerar que la crisis migratoria es beneficiosa para él en un futuro próximo, al menos hasta el referéndum constitucional previsto para febrero de 2022. (A través de este referéndum, Lukashenka espera cimentar aún más su poder y sentar las bases para un tránsito dinástico del poder a medio plazo).

Hay al menos tres razones para ello.

• En primer lugar, parece que sigue creyendo que la UE podría cambiar su política de no contacto y sentarse a la mesa de negociaciones con él cuando aumente la presión migratoria.
• En segundo lugar, Lukashenko se enfrenta a tiempos muy difíciles a nivel interno, ya que su legitimidad se ha erosionado mucho en los últimos dos años. Los análisis electorales científicos demuestran que perdió las elecciones en 2020 a pesar de que afirmó lo contrario haciendo uso de un sistema electoral totalmente controlado y, en consecuencia, sus índices de confianza se erosionaron aún más como resultado de las represiones políticas sin precedentes que inició (más de 40.000 detenciones, alrededor de 1.000 presos políticos siguen entre rejas). Como respuesta a otra posible ola masiva de protestas o a cualquier acción de las Fuerzas de Seguridad desleales o del círculo interno, una situación tensa en la frontera de la UE le permite potencialmente escalar en cualquier momento y utilizar una excusa para la imposición de una ley marcial para reprimir la disidencia interna.
• En tercer lugar, y esto puede parecer extraño al principio pero tiene cierto sentido, parece estar utilizando la crisis migratoria para chantajear también al Kremlin. Moscú parece estar contento con la crisis migratoria como una forma de desestabilización creativa de la UE, pero no le gusta la posibilidad de verse arrastrado a una escalada económica más seria y posiblemente incluso militar con Occidente a voluntad de otros (es decir, Lukashenko). Para extraer recursos financieros de Moscú, Lukashenko parece estar insinuando hábilmente al Kremlin que “todo es posible” y que mantener la situación migratoria en los límites tolerados por Moscú tiene su precio.

El hecho de que se pongan en peligro vidas humanas, ya que se ven obligados a pasar las noches en esos bosques helados, sin provisiones... ¿Puede Lukashenko ser sancionado o procesado por algún organismo internacional?

Difícilmente. Bielorrusia no es signataria del Estatuto de Roma, por lo que está fuera de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. Hipotéticamente, el Consejo de Seguridad de la ONU puede adoptar y aplicar decisiones relacionadas con la seguridad internacional, pero es probable que Rusia (y China) bloqueen cualquier debate relacionado con Bielorrusia en el Consejo de Seguridad, dejando de lado una resolución centrada en este país.