En alerta

Condena mundial a Rusia por el ataque a la central nuclear

El bombardeo a la planta de Zaporiyia deja muertos y heridos. Los expertos aseguran que no hay fugas radioactivas, pero la preocupación es máxima.

Los momentos de máxima tensión se vivieron ayer en la localidad de Energodar y la próxima planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y capaz de abastecer hasta un quinto de la energía que consume Ucrania. La información cruzada se ha convertido en norma desde que comenzó el conflicto, y resulta realmente difícil discernir lo que realmente ocurrió. Hace cuatro días se informó de que las tropas rusas habían tomado tanto la planta nuclear como Energodar. Sin embargo, ayer se amaneció con el impacto de un misil en un edificio de la central, aunque se especificó que los bomberos ucranios pudieron apagar las llamas antes de que se extendieran de forma irreparable.

Horas después, la Fiscalía de Ucrania anunció la apertura de una investigación en torno al asalto de la central nuclear de Zaporiyia, tomada por las fuerzas rusas, en el marco de la Ley Antiterrorista. Las autoridades ucranianas confirmaran la muerte de tres personas durante la toma del control de las instalaciones por parte del Ejército de Rusia. El organismo resaltó en un comunicado que «el ataque por parte del enemigo ha causado un incendio y la amenaza de una explosión nuclear que habría derivado en una catástrofe ambiental a nivel global». También se investagará por ecocidio. Además, según las Convenciones de Ginebra, «las instalaciones y estructuras que contienen fuerzas peligrosas, principalmente presas y centrales nucleares, no deben ser atacadas», recordaron.

Mientras, prosiguen los combates a las afueras de Kiev, aunque apenas ocurrieron ataques aéreos en lo que las autoridades catalogaron como «una noche tranquila». Como lleva ocurriendo desde hace varios días, la situación más tensa se vive en la localidad de Bucha, al norte de la capital, donde los defensores resisten los continuos ataques rusos, y en las localidades cercanas de Makariv, Irpin y Hostomel. El alcalde de Bucha informó ayer que habían detenido un convoy ruso que conducía en dirección a la capital. Ocurrieron fuertes enfrentamientos en estas zonas, pero las tropas de ocupación todavía no consiguen avanzar un palmo de terreno que les permita la «victoria rápida» que prometían al inicio de la ofensiva.

En el frente norte, sin duda es la ciudad de Chernigov la que se está llevando la peor parte. Los combates a las afueras no conceden un segundo de descanso a las tropas ucranianas que defienden este importante punto de paso que evitaría que Kiev quede completamente rodeada por el enemigo. Desde la madrugada de ayer, procuran frenar el avance de catorce BTR-80 (vehículos blindados) rusos que intentan abrir una brecha en los sistemas de defensa. Moscú procura hacerse con Chernígov a base de bombardeos: solo el 3 de marzo, las autoridades locales contabilizaron 47 fallecidos y 18 heridos debido a las bombas y misiles lanzados por los rusos. La población civil ucraniana sufre las durísimas consecuencias del conflicto a cada segundo que pasa, y ya son más de 50.000 personas en esta localidad que no tienen acceso a la luz ni al agua.

Jarkov resiste con una valentía que ha llevado a la prensa ucrania a catalogarlo como «el Leningrado ucraniano». La ciudad aguanta con la misma tenacidad que recuerda a las escenas de la Segunda Guerra Mundial (hasta tres ofensivas tuvieron que lanzar los alemanes para tomar esta plaza), acosada la ciudad por los constantes bombardeos rusos.

La situación en los corredores humanitarios pactados el jueves es caótica. José, un brasileño que escapó el jueves de Jarkov, subido en uno de los trenes que pasan por Kiev y que luego se detienen en Leópolis, asegura que tuvo que pasar «16 horas de pie, lo que duró la totalidad del trayecto» y que cuando se sienta, todavía le parece como si estuviera levantado. Informa de que la situación en las estaciones es caótica y que no siempre es fácil subir al tren a tiempo.

Lo que sí se ha confirmado es la captura de Jersón por parte de las tropas rusas. Las autoridades de la localidad tuvieron tiempo de volar algunos puentes fundamentales para el avance de los ocupantes hacia Odesa, antes de negociar con los mandos rusos las condiciones de rendición. Asimismo, Odesa se prepara para recibir un ataque conjunto de las tropas rusas que salieron de Crimea y los batallones que aguardan en los buques de transporte desplegados en el mar Negro. Las autoridades locales confirman que la flota rusa puede divisarse a pocas millas de la costa, y ya se han atrincherado tanto las playas donde podría ocurrir el temido desembarco como las calles adyacentes a la costa.