Terremoto en Afganistán
“Esta tragedia ilustra la falta de capacidad de los talibanes para actuar como un Estado”
Robert Crews, experto en Afganistán, recuerda que el país está en bancarrota y que “los talibanes son un movimiento clerical y militar”
El devastador terremoto que ayer arrasó con el Este de Afganistán ha matado, al menos, a mil personas. Este seísmo, el peor en las últimas dos décadas, supone un auténtico desafío para los talibanes, quienes tomaron el poder por la fuerza hace ya diez meses.
En pleno aislamiento internacional, preguntamos al experto en Afganistán Robert Crews sobre este terrible seísmo y la gestión de los talibanes. Crews, profesor de Historia en la Universidad de Stanford, recuerda que los fundamentalistas “pueden vigilar y reprimir. Pero tienen poca experiencia o interés real en la ayuda humanitaria o en la reconstrucción de las zonas afectadas”.
-Diez meses después, ¿cuáles han sido los principales retos para las autoridades talibanes?
La primera prioridad de los talibanes ha sido monopolizar el poder político. Para ellos, esto significa, sobre todo, sofocar a todos los actores políticos alternativos y aplastar la disidencia. Su siguiente compromiso más importante ha sido establecer un orden político basado en su interpretación del Islam. Hasta la fecha, esto significa desmantelar lo que hasta hace poco era un paisaje mediático vibrante y pluralista. También supone volver a poner a las mujeres, como quieren los talibanes, “en su sitio”, excluyéndolas de la educación y de la mayoría de las formas de empleo. Las adolescentes ya no pueden ir a la escuela. En las últimas semanas, los talibanes también han impuesto un velo más restrictivo y han tomado medidas para limitar la movilidad de las mujeres.
Otra prioridad ha sido conseguir el reconocimiento internacional, que los talibanes esperan que refuerce su poder. Los resultados han sido dispares. Ningún país extranjero ha ofrecido un reconocimiento formal. Sin embargo, en la práctica, casi todos los vecinos de Afganistán -así como los países del Golfo y Rusia- han comenzado a reunirse con los talibanes para perseguir sus propios intereses. El país está en bancarrota, por lo que los talibanes están desesperados por encontrar patrocinadores internacionales que les ofrezcan apoyo financiero para su proyecto político.
-Con más de 1.000 afganos muertos, ¿será esta operación de rescate una gran prueba para el régimen de los talibanes?
Los talibanes son un movimiento clerical y militar. No tienen capacidad para este tipo de crisis. Esta tragedia ilustra la falta de capacidad del movimiento para actuar como un Estado. Sin duda, pueden vigilar y reprimir. Pero tienen poca experiencia o interés real en la ayuda humanitaria o en la reconstrucción de las zonas afectadas.
-Tras la toma del país en agosto, se interrumpió gran parte de la ayuda humanitaria internacional debido a las sanciones occidentales. ¿Cómo pueden las autoridades talibanes intentar recuperar algunos aliados internacionales o al menos algo de ayuda internacional?
Los talibanes defienden el apartheid de género. También han atacado a comunidades, concretamente a los hazaras y a los tayikos, por su diferencia étnica y religiosa. Su intransigencia en estos aspectos de su programa político ha dificultado la cooperación internacional. Dicho esto, muchas ONG tratarán de trabajar en torno a los talibanes para ayudar a las personas perjudicadas por el terremoto. Como han señalado muchos observadores afganos, cabe destacar que la provincia de Paktika (donde se produjo la mayor parte de las víctimas) lleva mucho tiempo desatendida por los gobiernos de Kabul y por los donantes internacionales. Por tanto, esta tragedia es también un reflejo de los fracasos de la comunidad internacional en Afganistán desde 2001.
-¿Quiénes son ahora los principales aliados de los talibanes?
Sin duda, Pakistán ha sido el aliado cuyo apoyo ha sido fundamental para el regreso de los talibanes al poder. Pero ahora otras potencias regionales parecen resignarse a tener a los talibanes al lado. En su mayoría se alegraron de que los estadounidenses se fueran. Ahora se conforman con llegar a algún acuerdo con los talibanes sobre una serie de cuestiones regionales, desde los refugiados y el opio hasta la minería y el agua. Los derechos humanos no van a ser un impedimento, por desgracia.
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