Retroceso

Los talibanes decretan el uso obligatorio del burka negro en Afganistán

Esta medida, que afecta a todas las mujeres y niñas, se suma a la larga lista de restricciones contra las afganas

Desde la llegada al poder de los talibanes a mediados de agosto, Afganistán se ha convertido en un país distinto por la creación de leyes más estrictas y restricciones para los ciudadanos del país, entre las que las mujeres han visto como sus derechos se han reducido drásticamente. Pese a que los insurgentes prometieron respetar los derechos de las afganas para poder obtener reconocimiento internacional, la realidad que viven las mujeres en ese país se asemeja cada vez más a la época del primer régimen talibán de 1996 y 2001, cuando fueron recluidas en sus hogares, sin posibilidad de estudiar o trabajar.

Este sábado, el jefe talibán decretó el uso obligatorio del burka en lugares públicos para todas las mujeres y niñas en Afganistán. El documento especifica que con hijab se refieren a todas aquellas prendas que cubran todo el cuerpo, y que en este caso “el burka es la mejor versión de ello”.

“A pesar de que el 99 % de las mujeres afganas ya usan hijab, el resto también debería usarlo y no hay excusa para ellas”, informó el todopoderoso Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio afgano en una orden pública.

Una medida que se suma a la larga lista de restricciones contra las afganas desde que los fundamentalistas tomaron el control del país, y que en caso de no cumplimiento, las fuerzas de seguridad primeramente acudirán a informar al tutor o miembro masculino del hogar. Si después de ello, siguieran sin cumplirla, este será llamado a declarar, podrá “ser detenido por tres días” y “entregado a los tribunales para recibir su castigo” como última instancia. La nueva orden establece que las mujeres “que trabajan con el Emirato Islámico en departamentos relevantes y no usen hijab, serán despedidas de sus trabajos”, al igual que “si la hija o esposa de un trabajador/funcionario del gobierno no usa hiyab” también será suspendido.

La activista social afgana Yalda Parwani señaló a Efe que esta imposición hacia las mujeres por parte de los fundamentalistas es una forma de “convencer a sus combatientes de que están haciendo un gobierno islámico en Afganistán como se les prometió durante la guerra de los últimos 20 años”. “El hijab es nuestra felicidad y orgullo como mujeres musulmanas, pero el gobierno talibán simplemente nos impone que usemos su código de vestimenta específico para nosotras”, zanjó.

El todopoderoso Ministerio de Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio es una institución que entró en vigor durante el primer régimen talibán y se extinguió con la invasión estadounidense, quedando en un mal recuerdo para los afganos durante los siguientes 20 años. Con la vuelta al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto, la institución regresó, instalándose, precisamente, en el ahora extinto Ministerio de la Mujer.

A pesar de que la nueva generación del grupo islamista se presentó ante la sociedad de su país y la comunidad internacional con un tono aparentemente conciliador, magnánimo y moderado, no tardaron mucho en mostrar su auténtica cara y qué planes tienen reservados para las mujeres El pasado mes de diciembre, el régimen talibán impidió a las mujeres conducir y viajar solas y sin velo. “A las mujeres que quieran desplazarse más de 45 millas (72 kilómetros) no se les debe ofrecer el viaje si no están acompañadas de un miembro cercano de su familia”, aseguraba el portavoz talibán Sadeq Akif Muhajir en aquel entonces. Otras de las medidas que sufren las mujeres desde agosto se refieren a la prohibición a las adolescentes de asistir a las escuelas, la segregación por sexos en lugares públicos o el veto a viajar sin velo y acompañadas de un familiar masculino en trayectos largos.