Elecciones Nigeria

93.4 millones de nigerianos ejercen su derecho a voto

Este sábado se desarrollaron las elecciones de la mayor democracia de África, donde los electores esperan de sus líderes una solución a la inseguridad y la precariedad económica

Un vehículo policial vigila un barrio de Lagos durante las elecciones.
Un vehículo policial vigila un barrio de Lagos durante las elecciones. Alfonso MasoliverLa Razón

Este sábado se celebraron las elecciones presidenciales en Nigeria, la mayor democracia de África con 93.4 millones de votantes registrados. Dieciocho candidatos se han presentado en la contienda electoral pero sólo tres optan a alzarse con la victoria: el septuagenario Bola Tinubu (APC), el exvicepresidente Atika Abubakar (PDP) y el candidato independiente Peter Obi (LP).Las calles de las grandes ciudades nigerianas bullen con seguidores de los tres candidatos, donde apenas un puñado optan por una alternativa diferente a ellos.

El ganador deberá conseguir más del 25% de los votos en tres cuartos de los 36 Estados del país. Estos resultados se conocerán en un plazo no mayor de siete días. Y de no alcanzarse una mayoría, los dos candidatos que hayan conseguido más votos en la primera vuelta se presentarán a una segunda.

Rumores sobre una segunda vuelta

Podría ser la primera vez que unas elecciones nigerianas precisan de una segunda vuelta para concluir, debido a dos factores. El primero, la irrupción de Peter Obien el panorama político, donde ha sabido acercarse a los votantes más jóvenes con un discurso basado en la recuperación económica y el fin de la corrupción política. Un joven interventor del LP, casado, con hijos y sin trabajo pese a tener un título universitario, reconoce junto a un colegio electoral que “Peter Obi es la última esperanza que queda para Nigeria” y no duda a la hora de afirmar que “si Obi gana las elecciones y no cumple con su promesa, me iré de Nigeria, porque preferiría ser un ciudadano de segunda clase en un país extranjero a ser un ciudadano de primera clase en mi país”. Por el contrario, tanto él como el resto de los seguidores de Obi entrevistados a pie de calle consideran que el resto de los candidatos no se preocupan por los intereses del pueblo.

El segundo motivo que podría exigir, más que una segunda vuelta, la repetición de la primera, se encuentra en los nuevos sistemas de votación con huella dactilar y reconocimiento facial. Estas son las primeras elecciones presidenciales donde se utiliza el nuevo sistema, que ha resultado defectuoso en tres de los cuatro colegios electorales visitados en Lagos por este periodista. Además, se han registrado fallos en los sistemas de los Estados del sur y del norte del país, lo que no ha hecho sino aumentar paulatinamente el nerviosismo de quienes acudían a votar. Mientras las urnas debían abrir a las ocho de la mañana, en algunos colegios no han abierto hasta tan tarde como las once y media; y si teóricamente los colegios cerrarían a las dos y media de la tarde, a las cinco de la tarde muchos seguían abiertos debido a estas dificultades. El artículo 47 del Acto Electoral especifica que, si estos sistemas de reconocimiento de los votantes fallan en su funcionamiento y no se reciben nuevas unidades, las elecciones en el colegio afectado deben cancelarse y repetirse en un tiempo menor a las 24 horas.

Lo que por un lado calmaría a los votantes perjudicados, también estira en el tiempo la tensión que viven los nigerianos durante una jornada electoral. Así se ha visto a lo largo del día en todo el país. La mañana comenzó calmada, con las calles casi vacías debido a las restricciones de movilidad impuestas por la policía entre las doce de la noche y las seis de la tarde, y las horas avanzaron con una creciente presión. Al mediodía, unos hombres con los rostros cubiertos dispararon al aire en la localidad de Ofoni, espantando a los votantes de vuelta a sus hogares. Y en el Estado de Delta, la policía tuvo que abrir fuego contra una muchedumbre furiosa que exigía votar.

Los desafíos económicos de Nigeria

El ganador de estas elecciones sustituirá al presidente Muhammadu Buhari, que tras dos mandatos en el poder no ha podido atajar los dos grandes problemas que acosan al desarrollo de Nigeria: la violencia y el desarrollo económico. Los tres principales candidatos ofrecen en sus programas un proceso de recuperación económica que permita a los nigerianos beneficiarse del petróleo (Nigeria es el mayor proveedor del oro negro para España), que hasta ahora ha estado en manos de una élite o de compañías extranjeras como Shell, Chevron y ExxonMobil. Pese a la desbordante riqueza que puede ofrecer el petróleo, casi de la mitad de la población vive con menos de dos dólares diarios, mientras que la monoproducción deriva en que Nigeria se vea enormemente afectada por los vaivenes del precio del petróleo en el mercado global. Otros problemas se suman a la economía: el desempleo, una corrupción estructural, la inflación y una bajísima recaudación de impuestos que no alcanza al 5% del PIB.

Esta es la razón por la que Toby, el dueño de un restaurante en Lagos, ha decidido votar a Bola Tinubu: “Cuando Tinubu era gobernador de Lagos, consiguió elevar los ingresos de la ciudad de seiscientos cuarenta millones de nairas a seis mil cuatrocientos millones, o seis mil trescientos millones, algo así. Pero que Tinubu fue bueno para la economía de Lagos, es verdad, y lo será para Nigeria”.