Acertijo Sheinbaum

Tras la victoria de Claudia Sheinbaum y la continuación del actual Gobierno mexicano de izquierda, se ha intensificado desde el púlpito oficial la necesidad de acelerar la aprobación de un paquete de reformas constitucionales que le otorgarían aún más poder a la llamada Cuarta Transformación. Después de las elecciones, el peso mexicano llegó a perder un 9% de su valor. Adicionalmente, el índice S&P/BMV IPC cerró con una pérdida de 6.11%, su peor caída desde marzo de 2020.

Una vez el nerviosismo se ha hecho patente, el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha insistido en las reformas, quitándole importancia a la turbulencia financiera. En este sentido, la incertidumbre es lo que impera mientras surgen dudas sobre qué será más importante para este Gobierno, su agenda política o el pragmatismo económico que le ha permitido mantener las cuentas equilibradas.

Al mismo tiempo, las voces del empresariado mexicano varían. Días atrás, la virtual presidenta electa se reunió con uno de los grupos más importantes del país, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Les aseguró que la reforma judicial (tan peligrosa por el riesgo para el contrapeso del poder institucional): «De ninguna manera representará autoritarismos ni una concentración del poder, ese no es el objetivo. Espero que podamos seguir conversando», aseguró.

Sin embargo, otro de los grupos con mayor peso, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), en voz de su presidente dejó claro que: «El origen de estas propuestas (las reformas) no parecen resolver los problemas que les dieron origen». Así, la administración recién electa representa un verdadero enigma en lo económico y una certeza en lo político; esto es, mayor concentración de poder para consolidar el nuevo régimen que comenzó seis años atrás.