Legalización cannabis
Alemania, dividida ante la legalización del consumo y la posesión del cannabis
El Bundestag aprobará en las próximas semanas el proyecto de ley suavizado por la Comisión Europea
El Gobierno de Olaf Scholz prepara un proyecto de ley para legalizar el consumo y la posesión de cannabis en Alemania. El Bundestag y el Bundesrat votarán en las próximas semanas una legislación impulsada por el ala más liberal del Partido Democrático Libre (FDP, por sus siglas en alemán), consensuada con verdes y socialdemócratas, y suavizada por la Comisión Europea, que pretende regular la posesión, el cultivo y las asociaciones de consumidores.
Para algunos miembros del partido que lidera el actual ministro de Finanzas, Christian Linder, la medida sabe a poco. Los liberales esperan que este sea el primer paso hacia una desregulación mayor. El propio Linder subrayó en mitad de las negociaciones para formar Gobierno hacia finales de 2021 que su formación estaba a favor “de una distribución controlada”. Aunque reconoció estar preocupado por “la prevención de la delincuencia y la salud” y no “legalizar un derecho a la intoxicación”.
En el acuerdo de Gobierno con verdes y socialdemócratas, las partes acordaron controlar “la distribución de cannabis a adultos con fines de consumo en tiendas autorizadas”. Un año y medio después, el paquete legislativo que finalmente saldrá adelante contempla que los mayores de 18 años puedan cultivar hasta tres plantas de cannabis cada uno y poseer hasta 25 gramos para consumo personal. La ley actual lo castiga con multas de 500 euros, para infractores primerizos, o hasta años de cárcel, en casos de mayor gravedad.
Los adultos, además, podrán comprar cannabis en clubes de hasta 500 miembros, con la condición de que este tipo de asociaciones no tengan ánimo de lucro. Esta cláusula no incluye su adquisición en tiendas autorizadas o las farmacias, como sí lo hacía el borrador presentado a mediados de abril por el titular de la cartera de Sanidad, el socialdemócrata Karl Lauterbach.
La legislación entrará en vigor en varias “regiones modelo” durante los próximos cinco años. Ciudades como Bremen o Berlín servirán de prueba para poner en marcha la medida en el resto del territorio. En este periodo, las autoridades estudiarán sus efectos, realizarán pruebas de calidad y se asegurarán de que los clubes implementen una serie de normar para impedir la adicción y el consumo en los menores de edad, explica el Ejecutivo.
En caso de que la ley entrara en vigor en toda Alemania, se verán afectadas al menos 4 millones y medio de personas que, según los datos del Ministerio de Sanidad, consumieron cannabis y derivados en el último año. Es una decisión rupturista con la percepción que proyecta el país, a menudo caricaturizado como un bastión del conservadurismo.
La realidad rompe el relato. Los últimos sondeos muestran que dos tercios de los alemanes está a favor de la legalización y menos de un tercio se mantiene en contra. El Gobierno de Scholz, mermado en sus comienzos por su inmovilismo ante la invasión rusa de Ucrania, quiere recuperar la iniciativa y se ha embarcado en un amplio programa de reformas sociales. Aunque el Ejecutivo tripartito quiere contemporizar en esta cuestión.
Después de varios meses de negociaciones con la Comisión Europea, Berlín limó algunas de las aristas más polémicas del proyecto de ley que presentó en octubre. El marco legislativo de la Unión Europea obliga a los Estados miembros a prohibir el cultivo, la venta y el consumo de cannabis. Por eso, el Gobierno de Scholz ha suavizado prácticamente todas sus propuestas iniciales, que contemplaban, entre otros puntos, repartir licencias para la venta de cannabis por todo el país.
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