Análisis

“Pedro Castillo es un líder autoritario y clientelista que podría estar en el final de su mandato”

El comunicador Luis Felipe Gamarra explica cómo ha sido la gestión del presidente de Perú un año después de asumir el poder

Imagen de Pedro Castillo cuando era candidato a la presidencia de Perú hace un año
Imagen de Pedro Castillo cuando era candidato a la presidencia de Perú hace un añoMartin MejiaAgencia AP

Pedro Castillo cumple un año como presidente de Perú envuelto en una serie de escándalos y bajo las las críticas de la oposición, que acusa el mandatario de inacción, corrupción y clientelismo. Además, una coalición de 120 organizaciones sociales se han manifestado para protestar por la crisis política a la que se está enfrentando el país y para pedir la disolución del Parlamento y el adelanto de elecciones. Luis Felipe Gamarra, comunicador de Perú, explica a LA RAZÓN la situación política en el país.

Castillo no ha conseguido avances sociales. No ha destacado en su primer año, pero tampoco ha derivado en un gobierno autoritario. ¿Cómo describiría su gestión?

Todo lo que no avanza, retrocede. Pero es peor si ese retroceso se produce intencionalmente o por negligencia. Y, considerando la responsabilidad que le compete a Castillo como presidente, sus excusas de falta de experiencia, o incluso torpeza, calzan en negligencia. Y quizá en delitos, como ya se verá en su momento a partir de los 5 procesos que le ha abierto la Fiscalía en estos primeros 12 meses de gobierno. Es verdad que no ha sido un gobierno literalmente autoritario, pero cumple reúne varias de las principales características de autoritarismo: un gobierno que no responde ninguna pregunta de la prensa independiente en casi medio año de mandato, una tendencia clara a la corrupción y falta de transparencia, proclividad por elegir autoridades que han sido procesadas por múltiples delitos, que no cumplen la talla mínima para ser funcionarios públicos. Es un gobernante autoritario desde que cree que no debe rendir cuentas por solo haber sido elegido presidente, escudándose desde el inicio en que lo eligió el “pueblo”.

¿Cómo ha repartido el poder? ¿Por qué ha habido tantos cambios de ministros en apenas doce meses?

Es marcadamente clientelista. Empresarios que se han reunido con él, tanto en su despacho de la casa de Sarratea (una especie de oficina privada que le presta un colaborador suyo con el fin de evitar los registros públicos) o Palacio de Gobierno han salido ganando importantes contrato o licitaciones con el Estado. Ha elegido ministros procesados por terrorismo, violencia contra la mujer, robo, entre otros delitos, y se ha visto obligado a reemplazarlos una vez que el Congreso los destituyó como parte de su labor de fiscalización. El caso reciente del ministro del Interior que fue destituido por Twitter, después de anunciar la conformación de un equipo especial para la captura de los prófugos de su entorno (sus sobrinos, su exministro de Transporte y su secretario personal), a 15 días de su nombramiento, es lamentable y habla de su falta de compromiso con la lucha anticorrupción.

Parece un líder muy impopular en tan solo un año. ¿Ve viable que no acabe su mandato, que le revoquen o que haya un golpe?

No se ve viable la figura del golpe de Estado. Es más probable que el Congreso, con tal acumulación de pruebas en contra del presidente, revoque su mandato. Estamos a un día de su mensaje de 28 de julio y ayer su ex secretario personal ya empezó a brindar información en su calidad de colaborador eficaz de la justicia, implicando a Castillo con 1 de los 5 delitos de los que se le acusan hasta ahora. Se viven minutos de tensión en lo que parecen las últimas horas, días o semanas de su mandato.